Un desalojo por las buenas a las afueras de Castillo de Locubín

Los ilegítimos inquilinos de una casa dejan la vivienda tras llegar a un acuerdo con la empresa AMA Desokupa
Paco y Carmen dialogan con el equipo de AMA Desokupa. (M. IBAÑEZ)
Manu Ibáñez

Apenas pasan unos minutos de las diez de la mañana y la mudez se desparrama por el día ceniciento a las afueras de Castillo de Locubín. Cerca de la carretera hacia Ventas del Carrizal, en el “Barribajo”, no se ve ni un alma. Es una zona espumada de fachadas encaladas y puertas veladas por cortinas de color huidizo. Un vecino de avanzada edad aparece entonces caminando a paso lento, con su educado “buenos días” por delante. “Oiga, ¿la calle Higueruelas?” El hombre se detiene, señala en dirección contraria a la suya y hace un par de indicaciones. “Hay que llegar donde está La Cuesta”, dice antes de retomar su camino y perderse en una sinuosa y estrecha calle donde sigue desplegando sus instintos de flaneur. Haciendo caso de sus instrucciones apenas se tardan cinco minutos en alcanzar, entre atentas miradas de gatos raza bon vivant, la aludida Cuesta, cuyo nombre está justificado. La calle Higueruelas es paralela a esta y en su tramo final hay una casa de dos pisos de similar cuño a las contiguas, casi un anacronismo. Su fachada blanca la adornan unos azulejos de clásica zocalada andaluza. Tiene cuatro ventanas, pero las persianas, alicantinas, están bajadas. Si fuera un sonido, sería el carraspeo.

Paco firma el acuerdo de desalojo con la abogada de la empresa. (M. IBAÑEZ)

Los profesionales de la empresa granadina AMA Desokupa no tardan en aparecer. Son cinco: la jefa y negociadora, la abogada y tres chicos hercúleos, por si la cosa se pone fea. Uno de ellos, además, es cerrajero y lleva sus herramientas en un maletín. Es fácil distinguirlos: todos, excepto la letrada, van de rojo estruendoso. La primera llamada a la puerta obtiene la callada por respuesta. La segunda, también. Toca, por tanto, tirar de teléfono. “Dice que llegan en 5 minutos”, informa la abogada a sus compañeros. El breve tiempo acaba dilatándose más de lo esperado. Sin embargo, Paco y Carmen —nombres ficticios— pronto se personan en lo más alto de La Cuesta. Se trata de la pareja que lleva ocupando esa casa de dos pisos de la calle Higueruelas desde hace unos dos años, según denunció su propietario, de origen británico, a AMA Desokupa. Dos de los responsables de la empresa se presentaron en Castillo de Locubín el pasado otoño haciéndose pasar por un matrimonio alicantino para pedirles a Paco que les buscara una casa. Según demuestran los documentos sonoros grabados por los desokupadores y a los que tuvo acceso este periódico, el okupa les ofreció otra de las viviendas deshabitadas de la zona que, habitualmente, él alquilaba “a los negrillos” que llegan cada año para trabajar en la aceituna. También les consiguió un contrato falso de alquiler. Es más, Paco y Carmen reconocieron que ellos se habían colado en “su” casa de esa forma. AMA Desokupa redactó una denuncia por delitos de pertenencia a banda organizada, usurpación, estafa, falsificación de documento privado y falsificación de documento público contra Paco, pero, tras negociar, se consiguió llegar a un acuerdo para que Carmen y él abandonaran la vivienda. Se fijó como fecha para el desalojo ayer, 10 de diciembre.

Entrega de llaves de la vivienda. (M. IBAÑEZ)

Al llegar a la altura de los desokupadores, Paco se queja. “¿Qué hace aquí tanta gente si tenemos un trato?”, pregunta señalando a los tres fornidos trabajadores de AMA. No obstante, recuerda que va “de buenas”, por lo que la situación no se pone tensa en ningún momento. Carmen y él, junto a todo el equipo de la empresa de desokupación, entran en la casa en la que han estado viviendo hasta ahora. Allí, la letrada les lee el acuerdo por el que aceptan desalojar el inmueble y, además, el propietario se compromete a no emprender acciones legales contra ellos. Paco sostiene que él es una víctima. “A mí me engañaron. Vino un hombre, me dijo que era amigo del dueño de la casa y que podía meterme si le pagaba”. También asegura que este supuesto amigo del propietario incluso le hizo un contrato de alquiler que a la pareja le sirvió para empadronarse en el Ayuntamiento. Tras un corto diálogo, se despiden. A los profesionales de AMA les bastan escasos minutos para cambiar la cerradura de la vivienda. Se le entregan las nuevas llaves al propietario, que ha viajado a Castillo expresamente para ello. El trabajo está terminado. En la calle, aún silenciosa, la vida sigue su curso como si nada hubiese pasado.

Paco “ofertaba” una vivienda inhumana

Hace algo más de una década, en Castillo de Locubín, Valdepeñas de Jaén y las aldeas de Alcalá la Real hubo un “boom” de compra de casas deshabitadas. Quienes se las agenciaron fueron, en su mayoría, ciudadanos extranjeros —sobre todo británicos— que buscaban un retiro dorado. Muchos de ellos estuvieron allí una vez y no volvieron. Otros, ni eso. Hay quien, supuestamente, se aprovecha tanto de ello como de la necesidad imperiosa de los temporeros de no dormir al raso en invierno para pedirles cantidades de dinero desmedidas a cambio de ayudarles a colarse en estos inmuebles. En los audios grabados por AMA Desokupa en su investigación, Paco reconoce que se dedica a ello. “Los “negrillos” me llaman porque llevo aquí nueve años y me piden que les busque algo. Ellos me dan 50 eurillos, pero prefiero dejaros la casa a vosotros, que venís para quedaros. Solamente con que me deis 100 eurillos...”, les dijo a los dos profesionales de la empresa con los que trató creyendo que eran una pareja en busca de vivienda. La casa que les ofreció tenía ayer la puerta abierta de par en par. Una vez dentro, no hacía falta ser un sabueso para darse cuenta de que o vive gente allí ahora o ha vivido hace poco. Colchones, mantas, ropa tirada en el suelo... y todo ello envuelto en mugre. Unas condiciones infrahumanas.

“Es maravilloso ayudar a los temporeros a encontrar casa”

TOÑI RODRÍGUEZ - Responsable de la Fundación Aliatar en Castillo de Locubín

Cuando, en las primeras conversaciones con Paco, la falsa pareja por la que se hicieron pasar los dos profesionales de AMA Desokupa le preguntó si podía conseguirles una casa, este les explicó que recurriría a una tal Toñi. Se trata de Toñi Rodríguez, responsable de la Fundación Aliatar en Castillo de Locubín que, consciente de la gran cantidad de viviendas deshabitadas que hay en el pueblo y del problema para encontrar techo que tienen los temporeros durante la campaña de aceituna, desde hace varios años contacta con propietarios de casas vacías para convencerles de que se las alquilen a estos trabajadores. “Siempre lo hemos hecho con contrato”, explica Toñi, quien, por ello, lamenta que Paco haya querido empañar esa labor. “Claro que sé quién es”, reconoce. “Llegó hace unos cinco años con otra pareja pidiéndonos ayuda”. Toñi relata que buscó una casa de alquiler para ambos, pero que dejaron de pagar. Por eso, según explica, no se les dio más amparo. “Dejaron la casa en unas condiciones... ya te puedes imaginar”. Toñi indica que, tiempo después, Paco regresó, esta vez con Carmen, y volvió a pedirle que le buscara techo. “Sabiendo cómo era ya no le ayudé, y ellos entraron a una casa dándole una patada”, dice antes de concluir: “Quizá tuve que haberlos denunciado”. Pese a todo, tiene claro que no detendrá su tarea humanitaria: “Porque uno no se porte bien yo no voy a dejar de hacer esto. El problema de la falta de vivienda en la aceituna es muy grande, y encontrar casa a los inmigrantes es maravilloso. En Castillo no hay nadie que duerma en la calle”.

“Ahora ya estamos más atentos a estas situaciones”

CRISTÓBAL RODRÍGUEZ - Alcalde de Castillo de Locubín

El alcalde de Castillo de Locubín, Cristóbal Rodríguez, asegura que, tras darse a conocer el caso de okupación de Paco y Carmen en el municipio, en el Ayuntamiento han aprendido la lección: “Esto nos ha servido tanto a nosotros como a la Guardia Civil. Ahora no aceptamos sólo el contrato de alquiler como documento para que alguien se empadrone, sino las escrituras de la casa”. Hay que recordar que el propio Paco sostiene que un tercero le engañó y le hizo un contrato de alquiler que le sirvió para empadronarse en Castillo de Locubín pero que ahora ha resultado ser falso. El máximo responsable político del municipio de la Sierra Sur añade que la okupación perpetrada por Paco y Carmen no se ha comenzado a investigar hasta ahora “porque no había puesta ninguna denuncia”. “La Guardia Civil está investigando el tema de la falsedad documental”, manifiesta. Por otro lado, revela que desde el Ayuntamiento y la Benemérita se ha detectado que hay, al menos, otra casa okupada en Castillo. “Le hemos cortado el agua”, dice antes de volver a aseverar que, hasta ahora, no se tenía constancia de que se diera esta clase de situaciones en el pueblo. Sobre los supuestos tratos ilícitos a los que llegaba Paco con inmigrantes para alquilarles otras casas vacías durante su estancia en Castillo para trabajar en la aceituna, apunta: “Aquí no hay ninguna mafia”. Por último, valora la labor que se lleva a cabo desde la Fundación Aliatar para tratar de que ninguno de estos temporeros duerma en la calle mientras dure la campaña de recolección.