Tal día como hoy en 1998: Pinturas rupestres Patrimonio de la Humanidad
Tal y como publicó este periódico hace veintisiete años, el 3 de diciembre de 1998, las pinturas rupestres de Aldeaquemada, Santiago de la Espada y Segura de la Sierra fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un reconocimiento histórico que situó a la provincia en el mapa internacional del arte prehistórico. Estas manifestaciones, pertenecientes al arte rupestre levantino del arco mediterráneo, reflejan la vida de sociedades que habitaron los paisajes montañosos de la zona y permanecen al aire libre, repartidas en abrigos rocosos y acantilados.
Andalucía sumó también a este reconocimiento los conjuntos de Vélez Blanco y María, en Almería, y el de Huéscar, en Granada. La entonces consejera de Cultura, Carmen Calvo, destacó el valor “extraordinario” de estas pinturas y recordó que el expediente aprobado en Kioto (Japón) fue una propuesta conjunta de todas las comunidades incluidas en el Arco Mediterráneo de la Pintura Rupestre: Cataluña, Aragón, Murcia, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana.
Las autonomías defendieron la candidatura por la singularidad histórica del arte levantino, su buen estado de conservación y la fragilidad de estos testimonios. La Unesco valoró especialmente que el expediente andaluz contara con el apoyo de los seis municipios donde se conservan estos conjuntos. Para el catedrático de Prehistoria Arturo Ruiz, este reconocimiento abría la puerta a nuevas oportunidades en circuitos culturales y ponía de relieve que la arqueología sigue siendo un “recurso vivo no explotado” en la provincia.
Los ayuntamientos implicados vieron en la declaración una ocasión para dinamizar sus territorios. El alcalde de Santiago-Pontones, Luis Parra, aseguró que permitiría poner en marcha intervenciones para atraer visitantes, mientras que su homólogo en Aldeaquemada, Sabino Henares, celebró la posibilidad de promocionar el municipio con más fuerza.
Jaén era, entonces, la provincia andaluza con mayor número de conjuntos pictóricos levantinos catalogados. Solo Aldeaquemada reunía 25, muchos de ellos de estilo naturalista, con figuras de animales y seres humanos que representaban escenas de caza, rituales o actividades cotidianas. Entre los enclaves más emblemáticos se encontraba la Tabla de Pochico, en Sierra Morena, donde destacaban representaciones de cérvidos y, en menor medida, cabras, conservadas en un entorno natural prácticamente intacto.