San Gregorio llena Pozo Alcón de alegría
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Los sábados más próximos al 9 de mayo, los poceños salen a celebrar a San Gregorio en una romería que llena de color y alegría las calles del municipio, y en la que el ambiente familiar y de comunión se respira y se siente.
La imagen del Niño Jesús, conocido como “El niño de la Bola”, forma parte de la idiosincrasia de Pozo Alcón, en una tradición que aúna a los vecinos para celebrar la onomástica de San Gregorio.
Los orígenes de esta festividad proceden, según cuenta la historia, de dos clérigos jesuitas que encontrándose por la zona, fueron sorprendidos por una tormenta en la que caían del cielo piedras. Mientras duraba este vendaval, uno de ellos esculpió las iniciales JHS (Jesús, Hombre y Salvador) y una cruz en una de ellas. La tormenta en ese momento cesó y aquella querida piedra, conocida como la piedra de San Gregorio, se ha convertido en el símbolo más sagrado de la romería.
El “San Gregorillo”, como le llaman cariñosamente los vecinos, salió de la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, precedido por un trono con la Vera Cruz —que portaba una hogaza de pan, que se bendeciría y repartiría posteriormente—, poco después de las diez de la mañana. En ese momento, la Asociación de mayores San Gregorio, entonó una canción dedicada al santo y la banda de música lo acompañó por las calles del municipio con un amplio repertorio de pasodobles y marchas.
Otra peculiaridad que tienen los poceños en esta procesión es bañar a al Niño Jesús con palomitas, caramelos y pétalos. Fueron varios los vecinos que, desde sus balcones, arroparon al santo con estas ofrendas, relacionadas principalmente con la pedida de buenas cosechas y de buena salud.
El recorrido, que lleva a la ermita dedicada en su honor, se desvió para pasar por la Calle San Gregorio, en la que se hicieron numerosas ofrendas al “niño”. Seguidamente, continuó hasta su santuario, situado a dos kilómetros del pueblo, con una numerosa comitiva que escoltaba a la imagen.
Una vez allí, se realizó una homilía en su honor y se repartió el pan bendecido. A continuación, los vecinos se dispusieron a ir a la zona del Hoyo de los Pinos para pasar un día en comunidad y para celebrar su historia un año más.