Sabiote, al calor de la hoguera por San Antón
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Los vecinos de Sabiote se juntaban en la plaza situada junto al mercado de abastos con el objetivo de poder disfrutar de un buen momento al ritmo de la música, el calor de la lumbre, la comida típica como los garbanzos tostados o las palomitas y bebidas como refrescos y vino tinto. Para los adultos, también se repartieron cigarrillos de matalauva. Los sabioteños consideraron que era un acierto la decisión de posponer esta celebración al fin de semana, pues podían divertirse con las peñas del municipio y sus seres queridos de una noche especial. Los niños se centraban en lanzar diversos objetos a la lumbre, como ramas de olivo o envases de plástico, y en prepararse para huir por el fulgor inesperado de las llamas en el caso de que fuese necesario. Sus padres se unían a la fiesta con los más pequeños y recordaron esos años en los que también tiraban tirajillos al fuego, mientras que los abuelos sonreían y rememoraban su juventud. Al finalizar, los sabioteños llevaban a sus animales domésticos, principalmente perros, a la iglesia del municipio para recibir su bendición con el pretexto de buscar protección y salud para sus fieles compañeros. En definitiva, era una semana marcada por la fuerte unión, la complicidad entre sus vecinos.
“Es la primera vez que lo veo y es muy emocionante. Como queman olivo queda un olor como si fuera un aceite esencial”, comentaba María José Maldonado López. Por su parte, Julia Rojas Martínez expresaba: “Es una cosa inolvidable, las fiestas del pueblo son preciosas. He bajado hasta aquí desde Tarragona y me ha encantado”. Asimismo, Ana María Navarrete Urrutia decía que “es una tradición de hace mucho tiempo. Nos juntamos toda la familia y es un día para echar un buen rato juntos”. “No me la he perdido nunca. Todos los años que he podido he ido, aunque antes se viese como algo de hombres”, decía Ana Campos López.