Prisión permanente revisable para el asesino de Khawla
Nazzaryn N. N., el joven de 25 años declarado culpable de asesinar y violar a Khawla, ha sido condenado a prisión permanente revisable. Así lo ha impuesto la Audiencia de Jaén, por el delito cometido en febrero de 2022 en las ruinas de la Iglesia de Santo Domingo, en Alcalá la Real. La sentencia, de 66 páginas y consultada por Europa Press, impone esta pena por el delito de asesinato de la niña de 14 años, con la concurrencia del atenuante de confesión. Por el delito de agresión sexual a una menor le impone 15 años de prisión. Asimismo, se le prohíbe comunicarse y aproximarse a la familia de la menor a una distancia no inferior a 500 metros durante 20 años. Mismo periodo que el condenado estará en libertad vigilada, con la prohibición de residir, entrar o permanecer en el municipio donde cometió el crimen.
Sobre el delito de agresión sexual, también se establece como accesoria la inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por tiempo superior en 20 años al de la duración de la pena de 15 años de privación de libertad impuesta por este delito. En concepto de responsabilidad civil, tendrá que indemnizar a la familia de la víctima con 355.000 euros, además del pago de las costas, incluidas las de la acusación particular. Esta es la primera sentencia de pena de prisión permanente revisable que dicta la Audiencia de Jaén, tal y como lo había solicitado y defendido el Ministerio Fiscal y la acusación particular. Desde la Fiscalía se subraya que la misma acoge en su integridad las peticiones realizadas por la Fiscalía en lo que se refiere tanto a la prisión permanente revistable como al resto de penas impuestas.
El abogado de la acusación particular, Juan José Moreno, ha expresado a Europa Press su satisfacción por la sentencia. “Satisfechos por el resultado, y orgullosos de hacer historia. Es la primera sentencia que impone la prisión permanente revisable en Jaén”, indica el abogado. Tras el crimen, el propio acusado llamó por teléfono al 112 para informar de lo ocurrido, por lo que el jurado estimó el atenuante de confesión. El pasado 30 de mayo, Nazzaryn fue declarado culpable de asesinato y agresión sexual, tras una deliberación del jurado de cerca de tres horas. El acusado sostuvo en el juicio que la muerte de la menor ocurrió por practicar de forma consentida el juego de la asfixia, mientras que la violación se produjo cuando la menor ya había fallecido. El jurado rechazó estas declaraciones y respaldó los argumentos del Ministerio Fiscal y de la acusación particular.
Según ha venido manteniendo Fiscalía, y como recoge la sentencia, la muerte de Khawla no fue accidental por someterse a este juego. “No es posible matar a una persona por asfixia sin querer y sin darse cuenta por mucho que quiera el acusado”, manifestó la fiscal durante el juicio. Tal y como indicaron los forenses, recordó que la niña perdería el conocimiento a los 30 segundos, pero su muerte no se produciría hasta pasados entre cuatro y cinco minutos, tiempo en el que el acusado le apretó el cuello con sus manos. Además, la sentencia recoge que se trata de un asesinato alevoso puesto que “la menor no tuvo ninguna posibilidad de defenderse en ese momento” y el acusado ejerció “una anulación completa” de cualquier posibilidad de defensa.
Las forenses encargadas de la autopsia declararon que murió estrangulada y, además, fue violada antes de fallecer. Tras el examen del acusado, determinaron que se trata de una persona que padece un “trastorno antisocial de la personalidad”, lo que lo define como un “psicópata”. También apuntaron que durante el examen, el acusado “no mostró ni arrepentimiento ni culpa”, evidenciando su “falta de empatía” y que “sus intereses están por encima de los demás”. A estos rasgos de la personalidad, añadieron “poca tolerancia a la frustración” y el ser alguien que “quiere vivir según sus propias normas y hacer lo que le apetece cuando le apetece” por lo que “le daba igual ir a la cárcel”. Todos estos extremos fueron recogidos por el jurado en su veredicto.
Durante su primer día del juicio, el acusado no se mostró arrepentido. Aunque, cuando el magistrado le ofreció la posibilidad de añadir algo a lo dicho y antes de que se retirara el jurado a deliberar, Nazzaryn sí tomó la palabra. “Solo quiero pedirle perdón primero a mi familia y a mi madre a la que he hecho sufrir mucho y especialmente a la familia de Paula, a su madre y a su hermano. Nunca fue mi intención hacerle daño, pero hice una cosa increíblemente estúpida y peligrosa y me arrepiento muchísimo. Lo siento, de verdad. Eso es todo”, concluyó. El acusado se encuentra en prisión preventiva desde que cometiera el crimen.