La procesión de la Virgen del Carmen irradia luz a las almas porteñas
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Felicidad, entusiasmo y devoción. Así viven los vecinos de La Puerta de Segura el día de su patrona, Nuestra Señora del Carmen. Por la mañana, las calles se llenaron de vecinos engalanados que caminaban con prisa y devoción hacia la parroquia de San Mateo para la celebración de una solemne fiesta religiosa en honor de la Virgen del Carmen. El constante repicar de las campanas dejaba claro que la misa estaba por comenzar. Asimismo, desde el domingo hasta el martes, los devotos participaron en el solemne triduo, que culminó con una ofrenda floral. La jornada religiosa de ayer está marcada en rojo en el calendario de todos los porteños, pues la devoción hacia la Virgen del Carmen es infinita. El día estuvo marcado por la celebración de la eucaristía durante una calurosa mañana de julio, y, por la tarde, con el desfile procesional de la patrona.
A medida que la hora estaba cada vez más cerca, las inmediaciones de la parroquia de San Mateo comenzaban a albergar numerosos grupos de devotos. Engalanados para la ocasión, aguardaban con ansias la salida de la imagen. La luz dorada del atardecer envolvía las calles del municipio mientras los primeros compases de la banda local anunciaba que la procesión estaba a punto de comenzar. A las 21:00 horas, los integrantes de “Los Pizarrines” ya estaban preparados a las puertas del templo para acompañar a la patrona con una fantástica interpretación de las marchas. Entre aplausos, vítores y mensajes de amor y devoción, Nuestra Señora del Carmen dejó atrás la parroquia para procesionar por las calles principales de La Puerta de Segura.
Como siempre, el ambiente que se respiraba era familiar, acogedor y de fraternidad. Los vecinos del municipio son muy participativos en las actividades y, por supuesto, en los cultos religiosos también. La caída del sol pintó el cielo de tonos anaranjados mientras la procesión serpenteaba por las calles del itinerario. Entre sones musicales, la patrona volvió al interior del templo pasadas las diez de la noche. Fue, como cada año, una tarde inolvidable. Un momento que reafirma la identidad de un pueblo profundamente unido por la devoción a su patrona, que cada julio vuelve a salir a las calles para reencontrarse con los corazones porteños que la esperan y la acompañan con orgullo y emoción. Estas fiestas son muy reconocidas en la comarca y reciben a muchísimos visitantes de municipios colindantes. La programación diversa y la climatología hacen que sea una de las mejores opciones con las que disfrutar de la época estival. En cuanto a los actos lúdicos, el Tributo Abba se encargó de poner el broche dorado a unos días de auténtica fiesta, ilusión y convivencia.
“Estas fiestas son únicas y destacan por su familiaridad, además viene todo el mundo. La Virgen del Carmen lo es todo, hay mucha devoción”, afirma Santiago Moya. Tomasa Carrasco sostiene que para los vecinos del municipio, estas fiestas son la ilusión del pueblo desde siempre: “Ha estado mucha gente y eso nos provoca emoción”. “Vengo de Valencia y nunca me pierdo la procesión de la Virgen del Carmen porque para mí simboliza pueblo, devoción, cercanía... Es nuestra patrona”, asegura Aurora Marín. Virtudes Puertas, alcaldesa del municipio, comparte que son unas fiestas con mucha tradición y devotos, con una semana de disfrute. “Para La Puerta de Segura esta fiesta es muy importante porque se celebra en honor de la Virgen del Carmen y para mí es muy importante”, manifiesta Mónica Ruiz.