La estela de la Virgen del Carmen en el Puente del Obispo

Tras una larga espera y algunos impedimentos fortuitos que se fueron sucediendo en los últimos años, al fin consiguen regresar el culto y las fiestas en el anejo baezano del Puente del Obispo, en honor y en conmemoración a Nuestra Señora del Carmen. La construcción de la parroquia de Santa Teresa de Jesús que compete al Puente del Obispo es relativamente reciente, pues data de la segunda mitad del siglo XX. A los pies de una imponente y modernista torre blanca, sobre el portón de la entrada principal, luce un mural de azulejos firmado por el pintor y muralista Carpe.

Ayer, como cada año antes de la crisis sanitaria y la pandemia, los vecinos del Puente del Obispo se mantuvieron fieles a su cita y acudieron al templo junto a Juan Enrique Lucas Buendía, el párroco y quien guió la eucaristía. Aquellos que se consideran más devotos vivieron unos días intensos, además de especialmente calurosos, en los que rezumó con notoriedad e incluso ímpetu la devoción en una atmósfera de cariño y amor que envolvía a la Virgen del Carmen. Y es que, ella es la patrona de dicho rincón jiennense que, año tras año, al llegar un gran día como el de ayer, transforma los corazones de todos sus fieles y piadosos en una mezcla de fervor y regocijo que se sienten a leguas.

La celebración, este sábado, dio comienzo a alrededor de las 20:30 horas con un acto de solemnidad. Tras el rezo del Santo Rosario en la parroquia de Santa Teresa de Jesús, la multitud de devotos no se perdieron la oportunidad de formar parte de la Santa Misa en torno a Santa María, preparada previamente con detalle y mimo por los hermanos, junto a la colaboración de algunos vecinos. Una vez finalizó el festejo de la eucaristía en el interior del templo sagrado, se procedió al alzamiento de la talla. Fue entonces cuando salió en volandas, entre música y fe, la Virgen del Carmen y patrona del Puente del Obispo, quien recorrió entre decenas de vecinos algunas de las calles y de los recovecos del municipio.