La cicatriz de las megaplantas solares en una finca de Arjona: “Arrancaron parte de mi vida”
Vecinos agricultores de la comarca de La Campiña continúan reivindicando el cese de la tala indiscriminada de olivos centenarios para la implantación de megaplantas solares. Aunque han surgido varios colectivos para intentar frenar que se arranquen más olivos en esta zona de la provincia de Jaén, lo cierto es que los estragos no se detienen y muchos vecinos ya denuncian las grandes pérdidas que está ocasionando la construcción del macroproyecto de paneles fotovoltaicos. Araceli Espejo Chamorro es una vecina afectada que cuenta con una finca olivarera de tres hectáreas en Arjona. Su caso es idéntico al de otros muchos vecinos: le han arrancado olivos sin previo aviso y sin ninguna propuesta alternativa para evitar el desastre. Han sido, en concreto, 16 olivos los que han sido eliminados para la instalación de una línea de alta de tensión que conecta con una estación de placas solares. “Es una barbaridad lo que han hecho. Arrancar olivos en plena producción, no hay derecho. Me han arrancado parte de mi vida”, subraya Araceli Espejo.
Esta vecina denuncia que la expropiación se ha cometido sin valorar una propuesta que pudo haber evitado el “enorme destrozo”. La parcela, de unos 400 olivos, no está poblada en su totalidad y, en este sentido, reitera que la trazabilidad de la línea de alta tensión se podía haber hecho unos metros más alejada de la zona intervenida, donde no hay olivos plantados, tal y como refleja el plano aéreo aportado a este periódico. Hace dos años comenzó este calvario, cuando Araceli Espejo fue llamada por el Ayuntamiento de Arjona para comunicarle la expropiación de parte de su terreno por parte de la Junta de Andalucía. “Me dijeron que no iban a causar daños, que simplemente quitarían unas cuantas ramas y que harían una zanja y dos arquetas. Pero en ningún momento me comentaron que haría falta arrancar olivos”, lamenta esta vecina, quien denuncia que le llegaron a ofrecer una compensación de 166 euros, una cantidad “grotesca” que no cubre ni tres jornales en la campaña de aceituna.
“Yo me quedé atónita. Se estaban riendo en mi cara”, expresa apenada Araceli Espejo, que, ante la irrisoria oferta, decidió dirigirse a la Consejería de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía con varios escritos de alegaciones: uno en mayo de 2024 y otro en enero de 2025. Según remarca, desde la Administración andaluza hicieron caso omiso a las reclamaciones, que fueron presentadas, en ambas ocasiones, con un informe pericial de los daños ocasionados. “Mis alegaciones fueron metidas en el saco roto de la burocracia”, critica Araceli Espejo, que añade: “Tras dos años sin tener ninguna respuesta, me llamaron por teléfono para decirme que mi expediente se encuentra remitido a la Comisión Provincial de Valoración. Pero mis olivos ya han sido arrancados”. El último estudio pericial precisa que las pérdidas ascienden a cerca de 5.500 euros, entre ocupación permanente, ocupación temporal, restauración e instalación del riego roto tras la apertura de la zanja y producción de aceituna en diferentes campañas oleícolas. Todo esto sin contar el perjuicio que supone los olivos arrancados. Los peritos que han realizado el informe estiman que, en un olivar de regadío, el coste es de 400 euros por unidad, lo que hace que el montante se eleve considerablemente.