Javier Soler: “El público joven ha regresado a las librerías”

El copropietario de ‘Entre Libros’ hace balance del establecimiento de Linares, que se ha convertido en mucho más que una librería
Javier Soler en su libería.
Juan Rafael Hinojosa

LA ENTREVISTA

Desde la emblemática calle Viriato de Linares, ‘Entre Libros’ es un templo del saber que irradia cultura. Diario JAÉN habla con uno de sus propietarios, Javier Solerm, que la regenta con su hermano Rodolfo. La librería va más allá de la venta y se ha convertido en un foco de dinamización cultural. La última iniciativa ha sido la celebración de la segunda edición del encuentro “Cuenteros y cuentistas”.

—¿Qué es ‘Entre Libros’?

—Es una librería, una tienda que vende libros, que se ha convertido en un foco cultural. No solo porque el planteamiento fuera ese, sino que ha sido premiado. Tiene, en el ámbito nacional, el Librería Cultural de 2010; otro galardón de la Cámara de Comercio de Linares y un tercero de la Junta de Andalucía, como pyme de comercio interior de la región.

—El establecimiento para superado los 35 años en servicio, ¿cómo se consigue tal longevidad en un negocio?

—Trabajando, fundamentalmente. Las actividades culturales tienen un trabajo, pero no hemos abandonado el planteamiento de ser los mejores. Conseguir un libro a la gente ahora es relativamente fácil, pero al principio, no. Éramos muy cabezotas y conseguíamos cualquier libro que estuviera a la venta. Con el tiempo hemos conseguido una clientela fiel. Cada vez que entra alguien le resuelves la papeleta. A veces trabajas duro y no ganas dinero, pero se consigue una reacción positiva hacia el negocio. Nos gusta el cachondeo y jugamos mucho con el humor, pero nos lo tomamos en serio. Todo eso provoca que la gente vuelva.

—¿Qué tendencias hay ahora?

—Después de unos años de crisis, entre 2012 y 2015, muy complicados, todo se está renovando y va moviéndose el mercado. El sector poblacional que más lee es el de las mujeres. En cuanto a temáticas, las hay definidas, como novela histórica y la policiaca. Existe un tipo de novela femenina, que no tiene que ser romántica, rosa, sino que se mezcla con la historia, la intriga y las pasiones. Hay fenómenos que surgen y llaman la atención. La última Navidad, fue el retorno del público joven a la librería. Después de la pandemia se ha recuperado público. Parecía increíble que viniera tanta gente joven. Esto es un fenómeno generalizado.

—¿Qué supuso la pandemia?

—El confinamiento nos obligó a estar encerrados a todos. Durante dos años se salía poco, así que la gente ha buscado formas de ocio en distintos formatos, como las plataformas del cine y la lectura. Se han hecho lectores nuevos y gente que leía y estaba muy ocupada ha vuelto a recuperar la lectura. La gente ha redescubierto el gusto por leer. Podía haberse potenciado más el libro electrónico, pero la gente ha vuelto al papel.

—¿Son compatibles el libro electrónico y el convencional?

—Sí. En su omento el libro electrónico fue una amenaza para el de papel, pero ya no. Conviven y son complementarios. Cuando te apetece un libro con vínculo especial, quieres papel. El libro como objeto tiene un valor. El papel es habitual para la lectura más de recrearse.

Rodolfo y Javier Soler, hermanos y libreros-

—¿Por qué decidieron embarcarse en la creación de una librería?

—Nuestro padre tuvo una del 73 al 82. Yo era un niño y le echaba una mano en el negocio familiar. Me he criado entre libros. Era el chico de los recados. Me crie en ese espacio y ese ámbito, con esas inquietudes. El hecho de que fracasara en el intento y tuviera que cerrarla nos dejó con una espina clavada. Eso nos animó a Rodolfo y a mí a intentarlo.

—Supongo que para vender libros hay que ser muy lector...

—Leer sirve para disfrutar. Leo muchas cosas que no me interesan o que no leería si no tuviera una librería. Lees fragmentos para luego poder recomendar libros. Hay una parte de lectura obligada, que no está mal tampoco. Te hace sentirte bien y no haces trampa. Hay otro tipo de lectura, por placer. Empecé de niño. En mi casa leía todo el mundo.

—¿Qué diría de las actividades complementarias de su local?

—Que son muchas y variadas. Hay una proyección de la librería hacia fuera, hacia la ciudad, que es interesante. Hacen que la ciudad se mueva y cambie, es algo que nos interesa. Más en una ciudad como esta, que está tan castigada. Si encima ofreces constantemente un tipo de actividad que es lúdica, con contenido y que sirve para pensar, mejor. Por ejemplo, una vez al mes, desde 2004, el último vieres de cada mes, tenemos una sesión de cuentacuentos, “Cuentos de Kiriko”, enfocado al público infantil, en el que presentamos las novedades. Aquí ha debutado mucha gente de una forma amateur. Suelen venir cincuenta o sesenta niños. Tenemos un grupo de unas veinte personas. Proponemos una temática, y participa a quien le apetece. Desde la pandemia no hacemos conciertos, salvo el Día de las Librerías, el 11 de noviembre del año pasado. .

—Desde el jueves se ha celebrado la iniciativa ’De cuenteros y cuentistas’...

—Se trata de un encuentro entre escritores que escriben cuento literario para adultos y narradores que los cuentan, dos mundo que trabajan con los mismos elementos. Hay una programación variada, con presencia, entre otros, de Nono Granero. Los talleres estuvieron completos.

Presentación de ‘En casa, las cuentas clara’s, con Amalia Guerrero.

—¿Qué proyectos destaca?

—El concurso de relatos, que este año llega a su vigésimo sexta edición. También, el taller de escritura enfocado al relato, cuento literario, con el que llevamos once años. Cada semana tenemos algo y no siempre es algo convencional para una librería. Realizamos colaboraciones con la biblioteca municipal y centros educativos. Nuestro trabajo en los años de crisis consistió en ir por los institutos y hablar de libros, de una forma viva para que los estudiantes vieran que tienen que ver más con la literatura de lo que piensan.

—¿Cómo se las arregla para gestionar ‘Entre Libros’ con su hermano Rodolfo? ¿Hay reparto de responsabilidades?

—Somos hermanos y, por lo tanto, nos conocemos de toda la vida. Somos muy distintos como personas, pero nos llevamos bien. Eso es fundamental. Lo que no cubre uno lo cubre el otro y viceversa. Yo soy más creativo y él más matemático y analítico. Creo que tiene más los pies en el suelo y que yo rompo quizá la monotonía. Eso da dinamismo a nuestro negocio.

—¿Qué diría si le preguntan por su escritor y su libro favoritos?

—Muchos me fascinan. No soy muy mitómano. Si tuviera que mencionar algunos, diría “Nos vemos arriba”, de Pierre Lemaitre, me pareció increiblemente bueno. Siendo cruel, tiene un sentido del humor soterrado muy interesante. Destacaría un autor chileno, Pedro Lemebel y su novela “Tengo miedo torero”, muy corta pero muy poética, de las mejor escritas que he leído. Carlos Castán tiene un libro que se titula “Cuentos”. Se trata de una trilogía de cuento urbano. Ahora mismo hay mucha gente escribiendo cosas interesante.

—¿Respaldan las instituciones lo suficiente la cultura?

—Bueno... Poco a poco van reaccionando. En los últimos tiempos se ha tomado conciencia de que la cultura es una inversión y no solo un gasto. Es algo que atrae a gente y hace que la ciudad esté viva. Los políticos son más receptivos a invertir en cultura. No son las partidas presupuestarias más importante, pero cada vez se dan cuenta de que necesitan más presupuesto. Desde el 87 he pasado por unos pocos concejales de culturales, los últimos cinco o siete años la perspectiva ha cambiado a mejor.

—¿Cómo ve la situación de Linares?

—Hay dos cosas, el paro y la crisis, que siguen estando, pero cada vez veo a más gente que rompe el tono pesimista y el estar quejándose y pasa a la acción. Se mueven más cosas. Ahora mismo, Linares es una ciudad que está muy viva. En el mundo cultural se nota desde hace unos años que hay la necesidad de reivindicar que no todo es malo.

—¿Cómo será, en su opinión, ‘Entre Libros’ en el futuro?

—Veo el futuro de Entre Libros bastante bien. Es una empresa consolidada. Haber pasado unos años de crisis en que el libro se tambaleó y se cerraron mil librería en España en un año, haber aguantado ese proceso tan duro, te da fortaleza. Tienes que seguir trabajando. Siempre hay que estar despierto. Veo una clientela muy consolidada, que nos ha apoyado hasta en los malos momentos.