Jaén, la que más patrimonio en peligro tiene de toda Andalucía

Las portadas de San Pablo y San Isidoro, de Úbeda, son las últimas inclusiones
Fran Miranda

Hasta febrero, hacía más de un año que la provincia de Jaén no incorporaba un bien patrimonial a la Lista Roja, una iniciativa de Hispania Nostra que “da voz al patrimonio cultural y natural en peligro”, según destaca la propia asociación. Úbeda rompió la racha por partida doble el pasado mes de marzo con la inclusión, el día 13, de la portada gótica y la fuente renacentista de la Iglesia de San Pablo, y el día 21, con la de las portadas góticas de San Isidoro. Hasta entonces, la Lista Roja de Jaén no incorporaba nuevos bienes desde que —también un día 13, pero de febrero de 2024— entrara a formar parte de un club cada vez menos selecto la Torre de la Dehesilla, también conocida como Torre del Sol, de Bélmez de la Moraleda.

El doblete de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad rompió una tendencia que no era positiva ni negativa, pues Jaén seguía, sigue y seguirá, si no hay capacidad de reacción, como la provincia con más bienes patrimoniales en peligro de toda Andalucía. Esta es la clasificación: Jaén y Granada están a la cabeza con 65 y 57, respectivamente; después Cádiz y Sevilla, con 30 y 27; seguidas de Málaga, que tiene 21, y Córdoba, con 20. Cierran la tabla Almería y Huelva, con 12 bienes en peligro la primera, y 6 la segunda. Las portadas de San Isidoro y San Pablo, además de la fuente de esta última, se incorporan a la Lista Roja por un motivo muy similar. En ambos casos, Hispania Nostra considera necesario que se realice “un proyecto integral que contemple el estudio de las causas, el alcance de los daños y la eficacia de las posibles soluciones que se planteen en el inmueble, el entorno, las propias portadas y otros elementos singulares”.

En el caso de San Isidoro, la asociación añade que el Obispado de Jaén no parece tener intención de restaurar las portadas. En cuanto a San Pablo, aprecia una gran preocupación por parte de los ubetenses por el estado en el que está, muy especialmente, la fuente. El bien que más tiempo lleva en la Lista Roja es el Castillo de Giribaile, en el término de Vilches. El próximo 2027 se cumplirán dos décadas de su inclusión por el deterioro progresivo hasta su ruina total, según señala la asociación. El Convento de Santo Domingo, de La Guardia de Jaén; el Castillo Nuevo, de Bedmar; y la Ermita de San Bartolomé, de Úbeda, son otros de los bienes más veteranos. De hecho, destaca que las cúpulas del templo ubetense, que está a cinco kilómetros de la ciudad, se derrumbaran en septiembre de 2023. Abandonar el patrimonio histórico-artístico a su suerte es perder historia y señas de identidad.

En todo Jaén

El mal es común a toda la provincia. Hay bienes en la Lista Roja en un buen número de municipios que se sitúan al este, oeste, norte y sur de Jaén. Hay varios ejemplos, entre ellos la Mina-Fundición La Tortilla, de Linares, única aparición de la Ciudad de Linares en la Lista Roja. Está ahí, indica Hispania Nostra, por su estado de abandono. Además, una de sus chimeneas presenta grietas y está en peligro de derrumbe. No fueron pocas las veces en las que se habló de aprovechar el legado minero de Linares para reconvertirlo al turismo, pero desde que quienes picaban la piedra para extraer plomo —y en algunos casos plata y cobre— abandonaran la explotación del lugar, nadie se acordó de invertir allí. Una muestra del abandono es el socavón de 30 metros de diámetros y otros 30 de profundidad que se abrió en febrero de 2023 en la Mina de los Lores.

Otro caso de falta de inversiones son los restos de la judería de Jaén que reposan hoy en el barrio de San Juan. Hay quien lo conocerá por el solar de San Andrés, el famoso APA III, sobre el que las administraciones públicas lanzan la pelota de un tejado a otro desde hace años. Existió un proyecto para la construcción de un instituto, pero las necesidades educativas cambiaron. Ahora, los vecinos plantean un mirador que conserve los restos arqueológicos y regale vistas a la ciudad y, en primer plano, a la espadaña de la Iglesia y Santa Capilla de San Andrés. La Lista Roja es larga hasta llegar a 65: el Castillo de la Encomienda del Víboras, en Martos; el Torreón de Nubla, en La Iruela; la Torre del Zarracotín, en Génave; la Iglesia de Santo Domingo de Silos, en Alcalá la Real; y mucho más.

La otra cara de la moneda: la Lista Verde solo cuenta con seis registros

La Lista Verde de la asociación Hispania Nostra recoge los bienes que se retiraron de la Lista Roja al desaparecer el riesgo que motivó su inclusión. La provincia de Jaén, con más de 60 bienes en peligro por su estado de ruina, cuenta solo con seis en la Lista Verde, que ya son más registros que los del resto de provincias andaluzas. Son los siguientes: la Iglesia de Santo Domingo, de La Iruela; la Iglesia parroquial de San Lorenzo, de Úbeda; el Oratorio rupestre de Valdecanales, que está en el término municipal de Rus; Puente Mocho, entre Chiclana y Beas de Segura; la Ermita de Madre de Dios del Campo, en Úbeda; y el Castillo de Villardompardo.

De ellas, la infraestructura más conocida o representativa de la provincia jiennense es el Puente Mocho, un puente romano que cruza el río Guadalimar y que juega un papel fundamental en la trashumancia, el movimiento estacional del ganado entre diferentes regiones climáticas. Este puente es parte de un antiguo camino romano y vía pecuaria histórica donde el ganado cruza el río Guadalimar durante sus desplazamiento migratorios, muy en especial la trashumancia de abajo, donde la oveja segureña se desplaza a las dehesas de Sierra Morena. Completa la terna la Lista Negra, que es donde se incluyen los bienes que desaparecieron de la Lista Roja, pero no por su recuperación, sino porque ya son del todo irrecuperables. En el caso de Jaén, solo hay uno, la Cárcel Modelo del Partido Judicial de Úbeda, que se incluyó en la Lista Roja en enero de 2014 y desapareció en octubre de ese mismo año, porque, tras varios intentos de la población y algunos partidos, terminó demolido.

Víctor Antona del Val, vocal de la Asociación Hispania Nostra: “Hay que saber de dónde venimos”

Es jiennense y forma parte de una de las asociaciones en defensa del patrimonio más representativas de todo país. Considera que el equipo de conservadores de España es uno de los mejores de Europa y el mundo, pero no opera con los recursos suficientes por lo que pide mayores inversiones públicas.

—¿Hispania o Europa Nostra? ¿Cuál de las dos fue antes?

—Europa Nostra se crea en 1963 a iniciativa de varias organizaciones de Italia, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Alemania, Irlanda y Suiza, todas ellas dedicadas a la defensa y conservación del patrimonio histórico, que se movilizaron en ayuda de Venecia, amenazada por las fuertes inundaciones. Hispania Nostra nace en 1976 como consecuencia de la celebración, en 1975, del Año del Patrimonio Arquitectónico Europeo.

—¿Cómo llegó a Hispania Nostra? ¿Cuáles diría que son las líneas maestras del trabajo que realiza la asociación?

—Me incorporo en 2016 con el encargo, por parte de su presidenta, Araceli Pereda, de dar un impulso a la Lista Roja y convertirla en una herramienta de participación social. Desde entonces, trabajamos para promover el papel de la sociedad en la toma de decisiones que afectan al patrimonio cultural. Las líneas maestras que presiden el trabajo están orientadas a la creación de una conciencia social a favor del patrimonio cultural, de ahí que todos sus programas tengan una base importante de carácter pedagógico.

—¿Qué recorrido tienen iniciativas como la Lista Roja?

—A través de la Lista Roja, Hispania Nostra quiere ofrecer a la sociedad un cauce de participación en la defensa, conservación y mejora de su patrimonio cultural y natural. Para ello hace visibles todos aquellos bienes que puedan estar en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. La Lista Roja quiere ser el proyecto común de una sociedad que valora su historia y que está plenamente comprometida con la conservación de su patrimonio como testigo físico de aquella.

—¿Hacen caso las administraciones públicas a los requerimientos de Hispania Nostra?

—Las administraciones son el fiel reflejo de la sociedad, puesto que nacen de ella, de manera que su nivel de compromiso con el patrimonio es un calco del compromiso de la sociedad. No hablamos de un sector de la sociedad que pueda estar más comprometida con la conservación del patrimonio cultural, sino del conjunto de la sociedad porque esa es una tarea coral en la que todos somos necesarios. Por tanto, somos todos quienes decidimos en cada proceso electoral a quien ponemos al frente de la administración, ya sea local, regional o nacional, y lo cierto es que el patrimonio no suele estar entre las prioridades a la hora de hacer esa elección.

—¿Cree que hacen falta más inversiones en patrimonio?

—Somos un país con un patrimonio cultural importante, atendido por grandes profesionales que, en muchos casos, están entre los mejores del ámbito internacional, pero los recursos son limitados y no es posible resolver de manera inmediata todos los problemas que plantea un patrimonio tan inmenso, por cantidad y calidad, como el español. Por ello, Hispania Nostra propone asumir la responsabilidad colectiva que implica su conservación y trabajar para detener los procesos de deterioro.

—Desde su punto de vista, ¿por qué es importante la conservación del patrimonio cultural?

—Para poder entender quiénes somos y cómo somos es imprescindible saber de dónde venimos, es decir, conocer nuestra historia. Toda sociedad, y por tanto todos y cada uno de nosotros, somos la consecuencia directa de nuestra historia, la personal y la colectiva. La sociedad actual es el reflejo de miles de años de evolución y, como europeos, nuestra cultura está impregnada de filosofía griega, de derecho romano, de ética judeocristiana, de ciencia y pensamiento islámicos, etcétera. ¿Seríamos los mismos sin esas aportaciones?

—Este 2025 se conmemoran los 40 años de la concesión de la Medalla Europa Nostra a los Baños Árabes. ¿Qué supuso su recuperación para la ciudad?

—Sin lugar a dudas, es una merecida distinción, no solo por la indiscutible dificultad que entrañó su recuperación, dada su ubicación y el maltrato al que habían sido sometidos los baños desde la construcción del palacio, primero como cimentación de este, y a continuación como almacenes, tenerías e incluso carboneras. Al margen de su historia, su recuperación permitió poder disfrutar del mejor y mayor ejemplo de baños de época árabe de los que conocemos en Europa, con más de 450 metro cuadrados de superficie.

—Lo restauró el arquitecto jiennense Luis Berges. ¿Lo conoce?

—No lo conozco personalmente, sí de referencia. Es indudable que su trayectoria profesional tiene una amplia repercusión en la ciudad de Jaén, no solo porque fue el arquitecto jefe del Ayuntamiento, con ser ello importante dado su conocimiento de la ciudad, sino también por sus proyectos de restauración en distintos edificios emblemáticos, como el Arco de San Lorenzo o el convento de Santa Clara.