Esplendor romero en la Sierra de Cazorla

Todos los factores se conjugan para que la Virgen de la Cabeza brille en su día
Romería de la Virgen de la Cabeza en Cazorla. / Pablo Espinosa Luna / Diario JAÉN.
Diario de Jaén

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La romería de la Virgen de la Cabeza de Cazorla cumplió con los pronósticos en el último domingo del mes de abril. Después de una noche larga en la que los cazorleños y las cazorleñas anhelaban los primeros rayos de sol, la ermita que corona el cerro centinela de Cazorla vio como los costaleros de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza cargaron al hombro a su patrona para bajarla al municipio, informa Pablo Espinosa

Sobre las 11:30 horas comenzó el traslado e hizo su primera parada en uno de los miradores que bajan desde la montaña para ofrecer unas vistas inigualables a los forasteros que se acercaron a presenciar la festividad. Continuó el descenso hasta el municipio entre cánticos y vítores de los romeros. La meteorología acompañó en este 485 aniversario de la celebración romera, al igual que un integrante del cuerpo de la Benemérita con su medalla de la virgen al cuello.

Flanqueando a los cargadores los más pequeños, portando los incensarios y los bastones que siempre vienen bien cuando se desciende desde las montañas de esta comarca del Alto Guadalquivir. Para en la hermana villa de La Iruela, para ser recibidos a las puertas de la iglesia de la Inmaculada Concepción. Fueron recibidos por el párroco para bendecir el traslado hasta Cazorla.

Continuaron su camino los hermanos de la Hermandad, ya que la bajada corre a cargo de ellos. Mientras, la subida, la harán ellas, las hermanas, quienes devolverán tras el paso de mayo, a la santa patrona de Cazorla y La Iruela a su ermita para que la resguarde hasta dentro de un año. La llegada a la Iglesia de San Francisco se produjo con la noche acechando, tras más de tres kilómetros de recorrido y otras tantas horas empleadas.

La leyenda cuenta que un pastor que se resguardaba de la tormenta halló la imagen de la Virgen de la Cabeza tras que un rayo partiera las rocas en las que se resguardaba desde tiempos de conquista musulmana. Los vecinos de Cazorla viven una tradición cargada de historia, entre el mito y la fe, entre la devoción y la pasión, y sobre todo, volcados a los designios de su Santa Patrona.