Domingo Juan Gómez: “Yo no tengo clientes, el 90% son amigos”

Los dueños del quiosco ubicado en la calle Torrenueva, en Úbeda, dicen adiós tras cincuenta años dedicados a la venta de prensa
Domingo en el lugar que ha regentado durante décadas.
Nicolás Collado

LA ENTREVISTA

Después de 51 años, Úbeda pierde al mítico quiosco de la Torrenueva. Sus dueños, Domingo y Alfonsa, dicen adiós después de toda una vida dedicada a la prensa, y sobre todo, a sus vecinos.

—50 años, junto a su mujer, al frente del quiosco. ¿Qué ha cambiado en medio siglo?

—Ella empezó con 14 años, hace justo 51. Entonces los periódicos se vendían de un día para otro. Es decir, el periódico que se vendía era el del día anterior. Entonces había menos diarios, menos revistas... Después, todo fue desarrollándose y creciendo, los años 80, 90 y principios del 2.000 fueron tiempos gloriosos.

—¿Todo cambió con internet?

—Sí, también la crisis de 2008 se notó bastante. Sin embargo, la pandemia nos machacó. Yo todas las mañanas salía a repartir a bares, cafeterías, clínicas... con el coronavirus la gente perdió la costumbre del papel, también por miedo al contagio. Tampoco se supo defender bien el producto entonces... También el avance tecnológico ha hecho mucho.

—¿Afecta esta tendencia a que echen el cierre del quiosco?

—Nosotros cerramos porque nos jubilamos. Tenemos 65 años y es una vida muy sacrificada. No hay apenas descanso, trabajas todos los días, pasas frío, calor...

—¿Pero han disfrutado de estos años al frente del negocio?

—Por supuesto. Una de las cosas que más valoro es que nos ha permitido relacionarnos con muchísima gente, a todos los niveles. Hablar con todo tipo de público crea unas relaciones personales profundas, al final es gente que ves todos los días. A veces te cuentan algo que les preocupa, otro día eres tú quien se desahoga...

—Eso justo es lo positivo del comercio tradicional.

—Por desgracia estamos acabando con el tejido social, que es lo que genera comercio, vida, riqueza... es una de las cosas que más me apena de cerrar. Yo no tengo clientes, el 90% son amigos.

—¿Qué tiene pensado hacer a partir del día que eche el cierre?

—Tengo una afición que es la música, y la guitarra. La dejé aparcada por el quiosco... También quiero disfrutar de la familia, de mis hijos... pero echaré de menos ese trato diario con los clientes.