Devoción en pleno parque natural en Río Madera

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A las orillas de las aguas del Arroyo Canales y del Río Madera, donde el verde paisaje de pinos centenarios y helechos embelesa a todo aquel que lo visita, se vivió el día grande en honor de los patronos, la Virgen de Fátima y San Francisco Javier, de la pequeña aldea de Segura de la Sierra que comparte nombre con el propio río. La carretera del enclave se colmó de todos sus habitantes usuales y otros muchos que, por vacaciones, regresan a su tierra para celebrar sus fiestas. Las imágenes salieron a las calles después de la eucaristía que se ofició en honor de sus dos patronos. Como marca la tradición, la Virgen de Fátima fue llevada en volandas por mujeres, mientras que San Francisco Javier fue portado —en su mayoría— por hombres.

A su paso por el entorno natural, el cortejo estuvo amenizado en todo momento por la música de la Banda de Cornetas y Tambores de Río Madera, quienes elevaron el grado de solemnidad de la cita. Un aura mágica envolvió durante este fin de semana este precioso enclave. A pesar de su palpable belleza, este recóndito rincón es en ocasiones poco conocido incluso por los propios jiennenses. Algunos acuden por primera vez a Río Madera mientras buscan un refugio para las elevadas temperaturas que azotan a la provincia en estos días, y se prendan del lugar, así como de la cercanía serrana. En esa misma línea, para el entretenimiento de todos los presentes, el Ayuntamiento de Segura de la Sierra preparó diversas actividades, entre las que se encontró el campeonato de Bolos Serranos.

“El día de hoy es lo más para nosotros. Es una cosa muy emocionante. Nos juntamos todos los años toda la familia y queremos que la tradición continúe”, afirmó Virgilia López. María José García vive estas fiestas desde pequeña, por lo que, estos días son emocionantes por recordar sus tradiciones. “El día de hoy ha sido estupendo, sobre todo lo de la música, que ha sido algo apoteósico, me ha encantado. Cada año procuro venir para las fiestas”, admitió Pilar Lainez. José Ramón García aseguró que “este año ha habido un cambio muy bueno y lo hemos pasado muy bien” y subraya que falta que les “ayuden a mantener la iglesia”. “Nací aquí, pero vivo en Benidorm desde hace cincuenta años. Sin embargo, vengo todos los años para las fiestas, que se viven fenomenal”, manifestó Antonia Martín.