Así se vivió el paso de La Morenita en un Cerro cargado de sentimientos
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El amanecer del domingo en el poblado del Santuario es un tanto extraño. En sus calles se entreveran quienes no durmieron nada —unos por los nervios del gran día y otros por alargar la fiesta—, quienes lo hicieron poco y quienes se acostaron temprano y madrugan para no perderse un detalle.
Normalmente es fácil reconocerlos, pero se hace complicado en un silencio impropio que envuelve el ambiente de la mañana. Rompe el repique de las campanas y aún se escucha el chundachunda de quienes todavía bailan sin que les importe que el sol está a punto de disipar la oscuridad en la que se cobijaban. Ya no hay noche, llega el día de la Virgen de la Cabeza.
Suben los primeros en busca del abrazo de La Morenita en el Santuario. Coronar la cima del Cerro es una verdadera proeza en la que la fe y el corazón arman a las piernas de la fuerza para continuar. Izquierda, derecha, izquierda, derecha... Hay quien lo hace descalzo, otros compungidos y algunos con emoción, risueños e incluso exultantes. Cualquier sentimiento es válido en el ascenso del Cerro de la Cabeza.
Los anderos pasaron la noche en el Santuario, al que ya no se puede acceder. Hay espacio, pero deben llegar los responsables de la Matriz.
Solo unos privilegiados tienen la oportunidad de asistir a la entronización de la reina de Sierra Morena, en la que participaron la hermana mayor, Isabel Barrios, y el alcalde de Andújar, Francisco Carmona.
“¡Guapa, guapa, guapa...!”, exclamaron los anderos en un grito que parecía interminable cuando la Virgen de la Cabeza estuvo sobre sus andas y, por lo tanto, preparada para bendecir a su pueblo, que salpicaba el Cerro y se aglomeraba en el poblado. “¡Guapa, guapa, guapa...!”, le voceaban con devoción profunda.
Llegó la hora de salir y un grupo de cuatro o cinco anderos se sentó sobre las andas. En ese momento, un fiscal de la Cofradía Matriz les llamó la atención. “No os subáis, si vais a poder llevarla todos”, les prometió.
“¡Guapa, guapa, guapa!”. La procesión estaba en la calle y a la Virgen de la Cabeza se le dio la bienvenida con una colorida petalada.
Tras la lluvia de flores, el sol consiguió incidir en el manto de la primera Rosa de Oro de España, más dorada que nunca ayer. Lucía imponente con el manto del centenario de la Coronación Canónica, un diseño del andujareño Pedro Palenciano Olivares, bordado en oro fino sobre rica tela de tisú de plata.
Y cómo la mecían sus anderos ante la atenta mirada de miles de personas en dirección a la plataforma donde se celebró la misa de domingo. Este año, acompañaron a la Morenita sesenta y nueve filiales y no setenta, como es habitual. Faltó la de Murcia por un problema de salud de su presidente, al que la comunidad le desea una pronta recuperación.
Destacable fue el dispositivo de los Grupos de Reserva y Seguridad (GDR) de la Guardia Civil, que vertebraron una especie de cordón en torno a las andas de la patrona de Andújar y la Diócesis de Jaén.
Emociones a flor de piel cuando atravesó el arco y también en la parada frente a la casa de la cofradía de El Carpio, donde los presentes interpretaron “Pasodoble a Nuestra Señora de la Cabeza de El Carpio”. Un poco más adelante, sus vecinos, de la cofradía de Linares, ya se preparaba para recibir a la Virgen con cánticos de alegría.
De igual forma, además del alcalde, Francisco Carmona, y la Corporación municipal, estuvieron presentes en el día grande de la Romería de la Morenita, el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, Jesús Estrella; el subdelegado del Gobierno de España, Manuel Fernández, y el vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Jaén, el arjonero Juan Latorre.