Socavones que causan daños y accidentes en la calle San Rufino de Jaén
Existen algunas zonas de Jaén para las que no parece que haya instituciones públicas. Al menos, esa es la sensación que afirman tener los vecinos de las calles Cora y San Rufino, situadas a las faldas del Castillo de Santa Catalina, en Jaén. Este es un barrio “marginal” que no ha captado aún la atención de las autoridades locales, a pesar de que llevan reclamándola más de un año, desde enero de 2024. Así lo afirma Rocío de las Heras Cruz, una vecina de origen madrileño que ahora vive en esta zona. “Pusimos ocho reclamaciones al Ayuntamiento”, afirma. Aquello no surtió mucho efecto. El actual concejal de Mantenimiento Urbano, Javier Padorno, prometió la ejecución del proyecto para abrir una calle cercana, Antonio Díaz, durante este mandato. Un proyecto redactado en mayo de 2023 que aún está pendiente de salir a licitación.
Aquella había sido asfaltada hacía unos años, y esta vecina se pregunta por qué una calle de una capital de provincia como San Rufino está aún en un estado tan deteriorado. Los socavones son inmensos, asegura, y ya han provocado demasiados accidentes. A Cruz, por ejemplo, se le ha roto el coche en dos ocasiones. “Ha sido por los tacos del motor”, unas pequeñas piezas encargadas de amortiguar las vibraciones. “Imagina cómo está la calle, cuando andamos por ella vamos saltando”. Los socavones, asegura, se convierten en “piscinas” durante los días de lluvia, y son aún más peligrosos cuando son intensas, como lo fueron durante las últimas semanas.
Pero el mayor riesgo es para los pequeños. “Los niños se caen a menudo”, afirma. “Mi hija hace poco se cayó y se hizo un moretón en la cadera”. Tampoco las personas mayores pueden andar solas por esta calle. San Rufino y Cora están hechas de piedra, una piedra que “se va levantando conforme pasa el tiempo, formando esos agujeros”, explica. De hecho, asegura, “aquí no sube una ambulancia, se quedan al principio y nos dicen que no pueden subir”. Tampoco accede la Policía, que “se pasea” cada dos o tres días por la zona. Estos vecinos están cansados de una situación que califican de “insostenible” y necesitan, por cualquier medio, “llamar la atención de las instituciones locales”.