Mañana, gratis con su Diario JAÉN, una acuarela original de Luis Berges para conmemorar sus 100 años

Esta cabecera provincial se suma a la celebración del centenario de este jiennense ilustre con esta obra de arte con la Catedral de Jaén como imagen principal
Acuarela de Luis Berges que se podrá conseguir con Diario JAÉN.
Manuela Rosa Jaenes

El 17 de junio de 1925 nació Luis Berges Roldán en Jaén. Diario JAÉN se suma a la celebración del centenario de un jiennense ilustre con la entrega de una acuarela, hecha por él, con la Catedral de Jaén como imagen principal. Dedicada a su esposa, Catalina Torres, está inspirada en la composición de “La Catedral sumergida”, de Claude de Debussy. Con el periódico de mañana, de forma gratuita, los lectores tendrán en sus manos una auténtica obra de arte para recordar la figura de un arquitecto ilustre con un legado de recuperación patrimonial incalculable.

¿Quién es Luis Berges? Tuvo la suerte de nacer en el seno de una familia acomodada de la capital, una saga de arquitectos que dejó su impronta en Jaén y, justo en ese tránsito a la vida adulta, su historia dio un giro de ciento ochenta grados. El segundo de seis hermanos, se quedó huérfano de padre a los catorce y, cuatro años después, de madre. Vivió los horrores de la Guerra Civil, aquella contienda que siguió desde la Zona Roja con horror, miedo y privación. Perseguidos por el Frente Popular, a punto estuvieron de matar a su padre, Luis Berges Martínez, el artífice del ensanche de su tierra que nunca llegó a ver.

Se vio obligado a hacer las maletas y poner rumbo a Madrid con la tristeza de ver cómo su familia quedó totalmente disuelta. Acogido por unos tíos en la capital de España, consiguió un puesto de delineante que le permitió cumplir la promesa que se hizo a él mismo cuando falleció su padre, con quien no tuvo la ocasión de compartir experiencia, ni siquiera hablar de una profesión a la que se dedicó en cuerpo y alma. Pasó hambre, atravesó el frío de la soledad rodando de pensión en pensión y le recompensó el destino con el amor y con el oficio.

Luis Berges Roldán compaginó, no sin esfuerzo, trabajo y estudio hasta que consiguió terminar la carrera en la Escuela Superior de Arquitectura. Tenía su vida resuelta en Madrid, pero en cuanto tuvo la oportunidad regresó a su tierra, una decisión de la que no se arrepiente, por más que reniegue de las atrocidades urbanísticas con las que se topa en sus paseos diarios. Casado con Catalina Torres Martínez, la gran mujer con la que compartió su vida 77 años, volvió a Jaén ya con tres de los siete hijos que tuvo. Eran los años sesenta del siglo pasado y, aunque empezó a trabajar de forma independiente, pronto consiguió aprobar las oposiciones de arquitecto municipal en el Ayuntamiento de su ciudad. Ocho años estuvo hasta que decidió pedir la excedencia en 1976, aunque regresó en 1985 para jubilarse cinco años después.

Su primer gran trabajo de restauración y rehabilitación fue el Museo Provincial, un edificio situado en el Paseo de la Estación del que apenas quedaban cuatro paredes exteriores y otras cuatro interiores. Fue su mejor carta de presentación para continuar con grandes y pequeñas obras del patrimonio jiennense, desde iglesias hasta humildes viviendas. Hay tanto que agradecer a Luis Berges... Su creatividad arquitectónica hizo que los representantes políticos de diferentes épocas confiaran en él para rescatar del olvido joyas totalmente perdidas o, incluso, ignoradas. “Trabajé en la iglesia de La Magdalena y en los tres edificios que poseía la Diputación de la antigua Beneficencia Provincial: el Palacio de Villardompardo, el Archivo Histórico y el Hospital San Juan de Dios”, recuerda. Su trabajo, acompañado de un encargado, un oficial y un peón, consistió en sacarlos de la ruina en la que se encontraban. Revela que una de sus mejores restauraciones fue el Hospital San Juan de Dios, aunque nadie puede negar que los Baños Árabes fue el proyecto más representativo de su trayectoria como arquitecto. La Diputación Provincial consiguió el reconocimiento de Europa Nostra en 1984, una estrella que se puede ver, en la actualidad, incrustada entre aquellas singulares paredes.

Amante de su profesión, enamorado del dibujo y del senderismo, hombre del Renacimiento en una era de Posmodernidad, no interioriza que es una de las figuras más importantes de su tierra, un referente que ha dejado huella en la arquitectura con un trabajo creativo y de paciente dedicación restauradora. Un humanista adaptado a los tiempos que merece el más grande de los reconocimientos: el de su gente.