Luis Duro, socio de KPMG: “Con esfuerzo, cualquiera puede llegar donde se proponga”

El jiennense acaba de ser nombrado socio de una de las cuatro empresas de consultoría y auditoría más grandes del mundo
Luis Duro Bailén, socio de la multinacional KPMG.
Fran Miranda

Luis Duro Bailén (Jaén, 1984) representa esa clase de historias que desmienten tópicos y reivindican la oportunidad bien aprovechada. El Alfredo Cazabán, el Santa Catalina y la Universidad de Jaén fueron los primeros capítulos de una trayectoria que lo llevó a París, y de ahí a la planta 25 de la Torre Europa sin saber entonces que hoy sería socio de la firma. KPMG está en el club de las “big four”. Es una de las cuatro empresas de consultoría y auditoría más grandes del mundo y acaba de nombrar socio a un joven de Jaén, Jaén

—¿Qué parte de su infancia o juventud en Jaén recuerda como la más decisiva para describir quién es Luis Duro hoy?

—Diría que todo. Tuve una buena infancia, feliz, en Jaén. Todo, no creo que una en concreto.

—¿Algo que le marcara?

—La beca Erasmus, el hecho de salir por el mundo y conocer gente de todo tipo y de muchos países, vivir en una gran ciudad como París. Me cambió el rumbo.

—Hubo un día en el que salió de Jaén. ¿Sale Jaén de uno?

—Jaén es un sitio maravilloso.

—¿De Jaén nace lo demás?

—Todo lo que conseguí, de alguna forma, me lo ha dado Jaén, la educación de mis padres, de un colegio e institutos públicos, así como de una universidad pública.

—¿Quiénes eran sus padres?

—Mi madre tenía la administración de lotería de La Carrera. Ya no, desde hace 5 años, pero lo ha sido toda su vida. Mi padre era profesor de instituto en Mancha Real.

—¿Qué papel cree que juega la educación pública para abrir nuevas oportunidades?

—Es magnífico, tenemos un sistema estupendo que permite que todo el mundo pueda estudiar lo que se proponga. Si cualquiera se esfuerza en llegar donde quiera, puede hacerlo. Mi base formativa era muy buena, lo único que eché en falta fue una visión más corporativa de los estudios.

—¿Salió más formado de la Universidad de Jaén que sus compañeros en París, por ejemplo?

—Totalmente. De hecho, éramos varios compañeros de la Universidad de Jaén y notábamos que sabíamos más que ellos. Aprobamos las asignaturas sin un esfuerzo descomunal y sin ser francófonos. Teníamos una base buena y nos resultó relativamente fácil.

—La vida lo llevó a Irlanda y tuvo otra etapa en Suiza.

—Se me despertaron las ganas de moverme y conocer mundo, y me las ingenié para que en KPMG Irlanda me hicieran una oferta. Ya los conocía porque trabajé en un proyecto con ellos y sabía que necesitaban a alguien que supiera de lo que yo controlo. Me fui de Madrid a Irlanda solo con cuatro años de experiencia, así que tampoco era un... súper experto. Me lancé al barro y me las tuve que apañar solo, en un país diferente y en un idioma que no era el mío.

—¿Y qué es eso que usted controla? ¿A qué se dedica una empresa como KPMG?

—Es una empresa que presta servicios profesionales de auditoría, de asesoramiento fiscal, legal y financiero a otras empresas, adquisiciones, consultoría de riesgos... Es decir, asesores, abogados y consultores o auditores englobados en una firma. Yo estoy dentro de Auditoría, de alguna forma, en mi área revisamos y damos razonabilidad a los estados financieros de empresas de todo el mundo. En España, por ejemplo, auditamos Iberdrola, Naturgy, Endesa, Iberia...

—No hemos hablado de Suiza.

—Me llegaban algunas proposiciones para irme allí, mi mujer y yo le echamos un vistazo y nos convenció. ¿Por qué? Porque tiene una calidad de vida magnífica. No vivíamos ni en Ginebra ni en Zurich, sino en una ciudad pequeñita, más pequeña que Jaén, que se llama Friburgo. Después de cuatro años maravillosos, ya habíamos tenido un hijo y decidimos que era hora de volver a España para terminar de formar una familia.

—¿Qué siente tras su nombramiento como socio de KPMG?

—Un orgullo tremendo. Empecé como becario y todo lo logré a base de esfuerzo por sacar trabajo adelante. Al final, que tu trayectoria se vea recompensada por llegar a la categoría de socio es un reconocimiento y me llena de ilusión.

—¿Cuáles son los principales desafíos del sector y su área de trabajo para los próximos años?

—Es desafío pero al mismo tiempo es una oportunidad: la inteligencia artificial. En KPMG somos plenamente conscientes de que estamos ante una nueva revolución industrial que cambiará radicalmente los modelos productivos en toda la industria, por lo que trabajamos al máximo y nos ponemos las pilas para ser pioneros.

—¿Qué mantiene vivo del vínculo que lo une con Jaén?

—Juego al rugby y algo que llevo dentro es el Jaén Rugby, donde aprendí. Les sigo bastante y veo cómo les va. También sigo al Real Jaén y ahora al Jaén Fútbol Sala. La gastronomía también me encanta. Siempre que voy, vuelvo con aceite de oliva como obsequio para clientes y compañeros... y así hago gala de mi tierra.