La venta y el consumo de alcohol y drogas impregnan los adoquines de la Judería

La vecindad harta de los ruidos y la suciedad con la que amenace el barrio cada día
Un grupo de seis jóvenes bebe cerveza en uno de los vértices del triángulo: la Plaza del Rostro. / Elias Nieman / Instagram.
Fran Miranda

El Triángulo de las Bermudas, en el Atlántico, lo forman Puerto Rico, Miami y las islas Bermudas. Unir estos tres puntos con una línea imaginaria da como resultado un triángulo de más de un millón de kilómetros cuadrados. El término se creó en los cincuenta, cuando varios escritores empezaron a publicar artículos sobre la peligrosidad de la zona. En Jaén hay otro triángulo, el de la judería. Las plazas del Rostro, del Doctor Blanco Nájera y la calle Santa Cruz forman un equilátero, de menores dimensiones, pero igual de desaconsejable.

El botellón es incontrolable, igual que los gritos. Venta y consumo de drogas, de las que se fuman y, según algunos testigos, hasta de las que se esnifan. “Cada noche arman una juerga que no veas”. Es la expresión de un vecino del barrio sobre la situación que soportan los residentes de la zona a diario. Tiran basura, ensucian, se mean donde pillan, hacen ruido y molestan. “Y diles algo. Están muy crecidos, se enfrentan, plantan cara, no bajan la cabeza... Un día apedrearon uno de los residenciales”, continúa. El buen tiempo primaveral y el calor del verano los hace reverdecer, aunque el problema es latente. Al mediodía prefieren Doctor Blanco Nájera, pero por las noches se trasladan a la Plaza del Rostro, presumiblemente por ser menos accesible para los vehículos policiales.

Los vecinos afectados consideran que la judería es patrimonio de todos. “Hay que cuidarla”. La falta de civismo, imperativo en los espacios de uso público, hace que jiennenses y visitantes no puedan disfrutar ni siquiera de las plazas de su barrio. En la del Rostro, hay quien se asoma antes de sacar a pasear a su perro para comprobar si es seguro, y también quien ha puesto en venta su piso. “Es una vergüenza que te echen de tu casa”. Resignados, algunos se van a la cama con auriculares para escuchar la radio en lugar del jaleo que se cuela por las ventanas. Según los residentes, se oyen conversaciones como esta: “Sacamos una navaja, salimos de la trena, nos fuimos al ‘Fantasía’ y contratamos a una rubia para los tres”.

La Plaza del Rostro se inauguró tras su última adecuación en 2016. Se incorporó un monumento al insigne Hasday Ibn Shaprut que hoy sirve de diana para descargar la vejiga. Las reuniones hasta altas horas de la noche no son de ahora, pero “la cosa se desmadró a partir de la pandemia”, cuentan los vecinos. “Cuando estaba prohibido salir, hacían botellones allí”, agregan. Algunos recuerdan contar hasta una quincena de policías que acudían por reuniones de veinticinco o más durante los días más estrictos de confinamiento. “En la Plaza del Rostro es donde empieza el menudeo y se quedan en la zona. Es un sitio ideal por ser de difícil acceso”.

El año pasado, el Ayuntamiento de Jaén, a través de la Concejalía de Seguridad Ciudadana que encabezaba Carlos Alberca, emitió una orden de servicio por la que se estableció vigilancia permanente en la zona durante los meses de agosto y septiembre entre las nueve de la noche y la una de la madrugada.

“El problema se alivió”, reconocen los vecinos. Además, por orden del entonces alcalde, Julio Millán, se valló la Plaza del Doctor Blanco Nájera, información que confirma a este periódico el Partido Socialista (PSOE). “La situación era insostenible”, manifiestan los vecinos de la judería, que están pendientes de mantener una reunión con el subdelegado del Gobierno de España en Jaén, Manuel Fernández, que agendarán en los próximos días gracias a la intercesión del Grupo Socialista en el Ayuntamiento.

Durante estos años que dura el problema, los residentes también se reunieron con el intendente mayor de la Policía Local, Rafael Domingo, así como con la Brigada Central de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía (Udyco) para abordar la problemática. “Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuentan con la información”.

El actual concejal de Seguridad Ciudadana, Antonio Losa, es consciente de la existencia de diferentes puntos calientes en la ciudad. “Nada nuevo con respecto al año pasado. La época estival y las altas temperaturas dan para ello”, lamenta. El edil del Partido Popular (PP) amplía el triángulo a un polígono con más vértices: el parque junto a la Oficina de Turismo, la Plaza Rosales, el entorno de la Iglesia de San Miguel, el barrio de La Magdalena, el parque del Bulevar, junto al estanque, e incluso la Ciudad de los Niños son otros de los puntos calientes donde se producen actos vandálicos y que tres patrullas de la Policía Local tratan de cubrir cada noche. “Es la estructura policial que se usa desde hace años”, asegura Losa Valdivielso, que dice no haber recibido, ni directamente ni a través de la Oficina Municipal de Información y Atención Ciudadana (Omiac), información acerca del caso de la judería de Jaén, sobre el que, asegura a Diario JAÉN, adoptará las medidas que considere oportunas. Mientras tanto, los vecinos redactan una carta que dirigirán al alcalde, Agustín González.