La orcereña Cristina Beteta narra la inquietud que se sembró en el Hospital La Fe

“Estábamos encerrados en el complejo hospitalario por las lluvias”, cuenta la enfermera jiennense
Decenas de coches amontonados en las vías del tren en Sedaví y una imagen de Cristina Beteta.
Judit Laguna

El batido de alas de una mariposa puede provocar un huracán. Cristina Beteta reside en Picassent, pero trabaja como enfermera en el Hospital La Fe. Como habían establecido alerta amarilla por lluvias, decidió adelantar su salida hasta Valencia con la idea de evitar posibles atascos. Sin embargo, algo le llamó la atención a esta orcereña: “Cuando estaba llegando, había muchos coches saliendo de Valencia y parados”. Tan solo 10 minutos más tarde, la zona por donde había pasado ya estaba cortada y cargada de agua. “Si hubiera salido a la hora que suelo hacerlo normalmente, me hubiera pillado”, explicó a Diario JAÉN. Una vez llegó al centro hospitalario, la pesadilla continuaba para Beteta. Ella no es la única trabajadora que reside fuera de la ciudad, aunque sus compañeras no tuvieron la misma suerte.

“El inicio de la noche fue caótico. A mi compañera a la que le di el relevo la tuvieron que rescatar porque se ahogaba en el coche. Ni los que entraban a trabajar podían llegar ni los que ya habían terminado podían salir”, detalló la enfermera. Por si fuera poco, muchos pacientes comenzaron a alterarse al ver las imágenes que circulaban a través de las redes y necesitaban regresar a casa. Beteta razonó rápidamente y se dedicó a tranquilizarlos al ver que sería imposible que las ambulancias accediesen a La Fe. No fue hasta que comenzaron a abrir las carreteras cuando el encierro finalizaba. Beteta incidió en que incluso los pacientes se asombraron: “Llegó una chica con la pierna rota. No paraba de decirnos que no sabía cómo había llegado allí porque no sabía cómo la ambulancia había sido capaz de pasar”.