Esther López: “No hay una vigilancia real ni un código ético y moral”
LA ENTREVISTA
Esther López Zafra, catedrática de Psicología Social de la Universidad de Jaén y presidenta de la Sociedad Científica Española de Psicología Social pone en valor el cuidado de los jóvenes, así como ese buen ejemplo que se les debe dar a los mismos en una sociedad en la que la utilización de las redes sociales se hace cada vez desde edades más tempranas y donde se observan muchos tipos de violencia de género.
—En esta ocasión, la campaña del 25N de las ocho diputaciones andaluzas reflexiona sobre la violencia digital.
—Las redes sociales tienen la parte positiva de facilidad de conexión, pero lo que estamos descubriendo es que cuenta con muchos aspectos negativos que pasan, por una parte, por la propia adicción que puede producirse desde edades muy tempranas hasta su utilización como instrumento de violencia. De hecho, dirijo una tesis, que presentaremos en breve, sobre cómo afecta el uso de las redes en la violencia de género y, efectivamente, lo que observamos es que facilita que se pueda utilizar de forma más violenta, y no solamente de una manera directa, sino el horror que supone también usar las redes para atacar a las mujeres de manera indirecta mediante la desacreditación o utilizándolas como objeto sexual, distribuyendo pornografía, etcétera.
—La sociedad cree que ese acoso tan sólo se encuentra en redes sociales, pero no contempla que exista en aplicaciones de citas.
—Efectivamente, da igual la red que sea. Estamos viendo que a las empresas dueñas de las mismas les importa muy poco la seguridad de sus clientes. Ninguna red está exenta de que ocurra esto porque no hay una vigilancia real ni un código ético y moral, que debería de existir y deberíamos exigirle a todas las redes. Es cierto que en algunas se produce menos, pero puede ocurrir en cualquiera, incluso en la más cercana que podamos percibir como WhatsApp, Instagram o Telegram.
—¿Cree que las bases educativas están consolidadas en torno a la igualdad?
—Durante mucho tiempo parece que eso es solamente obligación del colegio o de algunos ámbitos sociales, pero es que mientras que no estén todos los agentes sociales comprometidos es muy complicado que se avance en ese sentido. También nos estamos encontrando con movimientos que pretenden justo lo contrario, es decir, ir en contra de ciertos colectivos feministas o que fomentan la igualdad.
—¿Cómo considera que se puede desmontar esta desigualdad tanto en la vida en familia como en las aulas?
—Es muy sencillo y difícil a la vez porque la cuestión está en cómo nos tratamos unos a otros. Si reforzamos la idea de los estereotipos de género y de esa desigualdad patriarcal existente será imposible tener una igualdad entre mujeres y hombres y de oportunidades. Es tan sencillo como tratarnos como personas y no vernos como parte de una categoría o un grupo social concreto. Y tan difícil como eso, porque hay mucha gente empeñada en que nos categoricemos y pongamos etiquetas. Mientras los seres humanos no nos tratemos como tal va a ser muy complicado.
—¿Cómo se puede hacer reflexionar a aquellos adolescentes con conductas contrarias a la igualdad entre mujeres y hombres?
—Confío mucho en la juventud, pero creo que a veces hay cierto miedo a tomar medidas porque parece que eso es antidemocrático, pero a veces hay que llevarlas a cabo para proteger a nuestros jóvenes. Evidentemente, sí creo que fallan dos cosas. La primera, la vigilancia de las redes sociales. Habría que tomárselo más en serio y tener mucho más en cuenta elementos éticos y morales. Y la segunda cuestión, que además nosotros en Psicología lo trabajamos, es la teoría del aprendizaje social porque se aprende viendo. Vamos a cuidar de nuestros jóvenes y también a dar ese ejemplo de verdad.