El Obispado de Jaén celebra la Natividad con una emotiva misa navideña

Sebastián Chico destaca el inicio del Año Jubilar y llama a renovar la fe durante las fiestas
Un niña besa la figura del Niño Jesús, sostenida por el obispo de Jaén. / Obispado de Jaén.
Redacción

Como cada 25 de diciembre, solemnidad de la Natividad del Señor, han sido muchos los jiennenses que han acudido al primer Templo de la Diócesis para participar en la eucaristía en la que se conmemora esta fecha. Una celebración en la que los canónigos y formadores del seminario, Juan Francisco Ortiz y Raúl Contreras, acompañados de los eméritos, Juan García Carrillo y Juan Viedma, han concelebrado junto al obispo de Jaén, Sebastián Chico Martínez. También, han acolitado dos seminaristas y los propios acólitos de la Catedral. Las lecturas han corrido a cargo de los miembros de la Cofradía de la Buena Muerte y la Escolanía Catedral, bajo la dirección de Cristina García de la Torre y Alberto de las Heras al órgano. Mientras que los más pequeños han puesto la nota musical a la misa.

El prelado, junto con el gesto de incensar la mesa de altar y el crucifijo, ha hecho lo propio con la imagen del Niño Jesús, que descansaba a los pies del presbiterio para, al concluir la celebración, ser adorada por los fieles congregados, igual que hicieran los pastores en la primera Nochebuena. El obispo ha dado comienzo a la eucaristía felicitando la Navidad a los presentes, para después, explicar qué los congregaba allí: “Hoy celebramos con gozo el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo, la Palabra hecha carne que ha venido a habitar entre nosotros. Que esta celebración llene nuestros corazones de esperanza, amor y nos renueve espiritualmente, fortaleciendo nuestra fe”. Igualmente, Chico subrayó el gesto que realizó ayer el Papa Francisco ayer al abrir las puertas de San Pedro.

“En la solemne celebración de Nochebuena, el Papa Francisco inauguró el Año Jubilar 2025 abriendo la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Este gesto simbólico marca el comienzo de un tiempo especial de gracia, perdón y reconciliación para toda la Iglesia. El Jubileo, bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, nos invita a emprender un camino de renovación espiritual y a profundizar en nuestra fe, recordándonos que somos llamados a ser portadores de esperanza en el mundo”, compartió el obispo. Asimismo, ha aprovechado el momento para recordar que el bullicio exterior de estos días no puede apartarnos, como cristianos, del misterio salvífico que ahora celebramos: “Es cierto que la Navidad es una fiesta universal que todos celebran, aunque de maneras distintas: está la Navidad del ambiente, con luces, escaparates y un espíritu comercial marcado por la publicidad; está la Navidad de la diversión, de los regalos, las cenas, los viajes y las fiestas, donde el espíritu religioso puede quedar en segundo plano; y está la Navidad más humana, la de los encuentros familiares, las visitas a los amigos y el descanso compartido”.

Para concluir, el obispo quiso comparar el pequeño portal con el altar, como sacramento que se actualiza: “Nuestra iglesia, hoy, es como Belén: aquí, en este altar, se hace real el nacimiento del Salvador. Este acontecimiento no está solo en el pasado, sino que se actualiza en cada celebración eucarística, donde Jesús se hace presente para nuestra fe y nuestro amor”. Las ofrendas han sido llevadas hasta el altar por tres niños, que han presentado al obispo, junto con unas flores, el pan y el vino. Después de la comunión, el obispo ha impartido la bendición apostólica con indulgencia plenaria, para aquellas personas, que, habiéndose arrepentido de sus pecados en el sacramento del perdón, hayan recibido la comunión y recen por las intenciones del Santo Padre.

Antes de ofrecer la imagen del Niño Jesús para ser venerado, Sebastián Chico ha animado a los presentes a participar de la apertura diocesana del Jubileo, que tendrá lugar el próximo 29 de diciembre a las 17 horas en la Catedral, para después, procesionar hasta la Catedral donde se celebrará la Eucaristía. Mientras la Escolanía interpretaba villancicos populares, el obispo ha ofrecido a los fieles al Niño Jesús para ser adorado.