El Hotel La Imora de Jaén será un hospital
Quien haya pasado en las últimas semanas por la carretera de Córdoba haciendo footing, paseando o conduciendo se habrá percatado de que algo se está cociendo en el antiguo hotel de La Imora. Este periódico avanzó en junio que la constructora Noaja había comenzado a retirar escombros y limpiar los exteriores del edificio, otrora hotel de 4 estrellas que lleva cerrado desde hace diez años tras quedar sumido en una crisis que lo hundió.
Hay un proyecto en marcha del que, entonces, la empresa promotora, la misma que encargó esos trabajos iniciales a Noaja, evitó dar detalles a Diario JAÉN más allá de afirmar que estaba barajando varias opciones. Dos meses después de aquello, en el módulo del edificio más cercano a la carretera de Córdoba las obras avanzan: ya no hay ningún cartel de inmobiliaria alguna anunciando su venta después de tres años y forma parte de la historia el antiguo nombre del inmueble, que, en letras mayúsculas y negras, lucía sobre la pintura color marfil en una fachada. El Hotel La Imora se convertirá en el Hospital Metropolitano de Jaén y, si todo va según lo previsto, iniciará su actividad en diciembre o, en su defecto, en enero de 2023.
El proyecto es fruto de una iniciativa privada, pero con vocación de “convivir y complementar la sanidad pública” y de “ofrecer a los pacientes de la provincia de Jaén un servicio sanitario a la altura de sus necesidades”, según aseguran a este periódico desde la empresa promotora, que cuenta con más de treinta años de experiencia en el sector sanitario.
Las instalaciones del antiguo hotel tienen forma de “L”, y es en una de sus dos “patas”, la que más pega a la carretera de Córdoba, en la que se distribuirán todos los servicios del futuro hospital, aunque no se descarta ocupar la otra en el futuro. En la planta bajo rasante, que contará con unos 900 metros cuadrados, habrá espacios para farmacia, resonancia magnética, radiología, laboratorio y anatomía patológica. La planta baja, de 1.327,8 metros cuadrados, albergará un área de colonoscopia, un área de oftalmología, cinco quirófanos —cuatro polivalentes y uno específico para traumatología— y una unidad de reanimación con 10 camas, entre otras estancias; además, junto al vestíbulo principal estarán la cafetería y los aseos, dos consultas de pediatría y una de enfermería y triaje, y también una unidad de prevención de la salud para empresas y administraciones con cuatro consultas para reconocimientos médicos. En la primera planta, de 804,65 metros cuadrados, habrá 15 consultas, y en la segunda, de 857 metros cuadrados, 15 habitaciones individuales, que podrían ser dobles si la situación lo requiriera. En el exterior se construirá un parking con 100 plazas, más 15 plazas VIP de parking cubierto en sótano, y habrá una zona ajardinada de 900 metros cuadrados. Se estima que se atenderá a unos 15.000 pacientes al año y que se crearán en torno a 80 puestos de trabajo, entre sanitarios y empleados del resto de servicios.
Aunque existen estimaciones sobre a cuánto ascenderá la inversión final, desde la empresa aclaran que los números no son definitivos, dado lo cual prefieren no avanzar datos al respecto.
La historia. El Hotel Partner Imora abrió sus puertas el 10 de junio de 2002. Con 80 habitaciones, 4 salones para convenciones y otros actos, y categoría de 4 estrellas, vivió una década de esplendor, pero, el 14 de febrero de 2012, el dueño, Diego Jiménez, comido por las deudas, cerró la venta de la propiedad a un grupo inversor por 500.000 euros. Los compradores se comprometieron a hacerse cargo de las cuotas de la hipoteca, concedida en su momento por el Banco Pastor, y de las deudas. No ocurrió ni una cosa ni la otra, y el asunto acabó en los tribunales. En agosto de ese año el hotel cerró, en principio temporalmente, por reformas. El grupo inversor adeudaba siete nóminas a siete trabajadores y había echado a cinco de ellos. Se esperaba retomar la actividad el 15 de septiembre, pero no lo hizo. Las instalaciones se convirtieron en techo de okupas y escenario de saqueo constante. Hubo diversas intervenciones, con alguna detención, de la Policía Local y la Policía Nacional, e incluso de los Bomberos, y en septiembre de 2015, el Banco Popular —que había absorbido al Banco Pastor—, ejecutó una cláusula que le permitía quedarse con el edificio si se dejaban de pagar las cuotas fijadas. Cuatro años después puso a la venta la propiedad, que estuvo en el mercado hasta ahora.