El angustioso viaje de tres jiennenses en mitad de la DANA: “La gente estaba encima de los coches pidiendo ayuda”

Impactante experiencia de dos linarenses y una ruseña en el interior de un tren dirección Valencia
Varios coches amontonados en las vías del tren en Alfafar, Valencia; e imagen de Anabel Ruiz, Marisa Martín y Ana Pérez, justo antes de empezar el viaje.
Álex Gómez

Ha pasado ya una semana desde la peor gota fría del siglo, pero los estragos siguen presentes en aquellos que vivieron en la tragedia. Es el caso de Anabel Ruiz, Marisa Martín (ambas de Linares) y Ana Pérez (ruseña), que viajaban este martes a Castellón desde Linares-Baeza para una formación profesional. Cuando justo estaban llegando a la estación Joaquín Sorolla de la capital del Turia, el temporal enseñó su lado más feroz, generando verdaderos momentos de tensión en el interior del tren. “Veíamos que la gente estaba encima de los coches pidiendo ayuda, estaba lloviendo muchísimo y el tren se quedó sin electricidad”, relata Ana Pérez.

Inmediatamente el personal de Renfe les comunicó que debían abandonar los vagones para resguardarse dentro de la estación. Fue en ese preciso instante cuando todos los móviles comenzaron a sonar: acababan de recibir el mensaje de la alerta. “La gente comenzó a desesperarse, con mucha ansiedad. Estábamos viviendo momentos de incertidumbre, no sabíamos lo que iba a pasar”, apunta Anabel Ruiz. La foto que se hicieron las tres antes de iniciar su ardua travesía quedará para la posteridad, pues en ese momento era imposible imaginarse lo que vivirían en las horas posteriores.

Una vez dentro de la estación consideran sentirse afortunadas, pues al poco tiempo las llevaron a la sala VIP. “Nos vieron muy nerviosas y los profesionales trataron de tranquilizarnos, pero ni ellos mismos conocían la información, era todo muy confuso”, señala conmocionado Marisa Martín. Allí compartieron tiempo con otras personas afectadas por el temporal y estrecharon vínculos con niños y ancianos, con los que jugaron y entretuvieron para tratar de olvidar una situación que definen como surrealista.

Fue entonces cuando trataron de buscarse la vida para buscar un techo en el que poder pasar una noche que ya era fatídica. “Llamamos a más de treinta hoteles, incluso a los más caros, pero nos decían que lo tenían todo reservado. A pesar de que la estación era a priori un techo seguro, teníamos miedo de que volviera a llover y pudiera llegar una riada”, explica Pérez. En esta estancia recibieron un picnic con comida y bebida, además de cargadores que utilizaron para poder tranquilizar a sus familias, a cientos de kilómetros de distancia. Tras unas horas eternas, les aconsejaron que lo más seguro era salir de Valencia, por lo que se montaron en uno de los taxis que pusieron a su servicio con destino a Castellón.

“El viaje por carretera fue muy duro, veíamos los estragos de la DANA y nos encontramos un accidente cada tres kilómetros”, describe Ruiz. Finalmente, pasadas las 2:30 de la madrugada llegaron por fin a su hotel de Castellón, donde exhaustas rompieron a llorar por la tensión con la que habían vivido toda la jornada. Además, el jueves se declaró la alerta roja en la ciudad, por lo que la pesadilla no terminaba de esfumarse. “Nos dio tiempo a ir a comprar comida a un centro comercial cuyo aparcamiento se inundó momentos más tarde”, dice Martín. Las voces de las tres jiennenses delatan que es algo que tienen todavía muy presente y que a pesar de su magnitud, las unirá por siempre.