El ágora de Jaén: Almacén de hornos, plaza de toros y prado en tiempos de Iranzo

La Plaza de la Constitución, desde la época árabe, ha cambiado de nombre y mudado la piel como los lagartos
La Plaza de la Constitución en los años 60 / Diario JAÉN.
Fran Miranda

También conocida como Plaza de las Palmeras, la de la Constitución ya no conserva tantas como antaño, aunque alguna hay que pervive a pesar de las plagas por las que se ven amenazadas, como la del picudo rojo. Testigos, la plaza y las palmeras, del paso del tiempo, lo cierto es que antes de recibir el nombre de la Carta Magna, que vino de la mano de la recién estrenada democracia en España, tuvo infinidad de denominaciones que es interesante realzar.

En época árabe, concretamente entre los siglos XI y XIII, era una zona extramuros donde se ubicaban los hornos cerámicos, ya que estos eran molestos por el humo que producían y se ubicaban fuera de la muralla. En la excavación arqueológica que se acometió para la construcción del actual aparcamiento subterráneo se encontraron restos de estos hornos, así como multitud de cerámica.

También se llamó Plaza del Mercado o del Arrabal y eso fue así durante los siglos XIII y XIV, cuando era un bosque con las Huertas del Poyo. Fue en tiempos del condestable Miguel Lucas de Iranzo, en el XV, un ejido con amplio prado y también fue Mercado del Arrabal en ese mismo siglo.

En el XVI era la plaza donde se celebraban los festejos taurinos y, a partir de entonces, comenzaron a aparecer en ella las primeras construcciones. En los siglos XVI y XVII sirvió como plaza mayor. Ya en el XIX, concretamente el 25 de septiembre del año 1863, como recuerdo de la visita de Isabel II, se le llamó Plaza Príncipe Alfonso. Cuatro años más tarde, en 1867, el fotógrafo y pintor Genaro Jiménez de la Linde la retrató justo antes de que se remodelase entre 1881 y 1883. Entonces era la Plaza del Arrabal, o Plaza del Mercado Bajo —nombre utilizado para distinguirla de la antigua Plaza del Mercado, actual Santa María—.

La Plaza de la Constitución en la actualidad / Diario JAÉN.

En 1876, el 23 de septiembre, el Ayuntamiento acordó cambiar su denominación, por lo que pasó a ser conocida como la Plaza Deán Mazas, que quedó dividida en dos con la construcción del edificio de la Delegación de Hacienda en 1930, por lo que una mantuvo el nombre, la Plaza Deán Mazas y la que hoy es la Plaza de la Constitución. Allí estaba la alhóndiga —local destinado a la venta, compra y depósito de cereales y otros alimentos—, junto al Cuartel de Caballería de San Rafael. Ambos edificios se derribaron para construir el Teatro Cervantes en 1906.

También daba a la plaza el edificio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, el Café Nuevo, la casa de Cristóbal Vilches, la fonda francesa, la posada del León, el parador nuevo y la Fontanilla, hacia la calle del Progreso, hoy calle Roldán y Marín. Durante la dictadura franquista recibió el nombre de Plaza de José Antonio —en referencia a Primo de Rivera—.

Por último se le puso Plaza de la Constitución, denominación que se mantiene hasta hoy, tiempo en el que la plaza constituye uno de los elementos más relevantes en el eje del centro de Jaén al dar acceso a la calle Ignacio Figueroa, Cuatro Torres, Virgen de la Capilla, San Clemente, Pescadería, Roldán y Marín y Cronista Cazabán. En ella pueden encontrarse establecimientos de todo tipo, desde tiendas de calzado hasta quioscos de prensa y chucherías, pero si algo destaca en la emblemática Plaza de la Constitución es la presencia de locales de hostelería: bares, restaurantes y cafeterías pueblan hoy un lugar, además de símbolo indiscutible, dinamizador de la economía de la capital.