Diecinueve años de cárcel por maltratar a su mujer durante 54 años de relación

La víctima relató en el juicio toda una vida de agresiones que comenzaron a los 17 años
El acusado, sentado en el banquillo y separado por un biombo, escucha la declaración de su exmujer. / Europa Press.
Diario de Jaén

La Sección Tercera de la Audiencia de Jaén ha condenado a penas que suman 19 años de prisión a un hombre, de 77 años, que, según la sentencia recogida por Europa Press, maltrató, vejó y agredió sexualmente de forma continuada a su mujer durante 54 años. En el juicio celebrado el pasado 1 de abril, la mujer, también de 77 años, relató ante el tribunal el más de medio siglo de malos tratos, violaciones e insultos que sufrió por el que ya es su exmarido, desde que lo conoció con 17 años y al que disculpó y no denunció hasta que tuvo 71 años cuando temió perdió la vida en una de sus palizas. La sentencia le condena a 15 años de cárcel por un delito de agresión sexual continuada, a los que se suman otro año de prisión por un delito de maltrato y otros tres años más por un delito de malos tratos habituales. Además, se le imponen 18 años de prohibición de acercarse y comunicarse con la víctima. Además, en concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar a su exmujer en 50.000 euros.

Establece el tribunal que el testimonio de la víctima en este caso es “persistente, creíble, y carente de motivaciones espurias, relatando los episodios de violencia sexual, física y psíquica de los que han venido siendo objeto de forma continuada”. A ello, se le suman las declaraciones de la hija y del nieto del acusado en la que “ratifican la existencia tanto de los episodios de violencia física y verbal, como los de naturaleza sexual, y el carácter continuado y/o habitual de todos ellos”. Protegida por un biombo, la mujer relató en el juicio toda una vida de agresiones que comenzó a los 17 años cuando entonces el acusado era su novio y le dio una bofetada que la tiró sobre unas zarzas. A partir de ahí, las agresiones físicas, sexuales y los insultos eran “casi diarias” porque “siempre tenía una excusa para meterse conmigo”. Añadió que después de los golpes, el acusado la obligaba a mantener relaciones sexuales. “Eso no era hacer el amor, era violarme”, dijo la mujer, que también indicó que solo pudo ponerle nombre a lo que le estaba ocurriendo cuando a raíz de la denuncia que interpuso de 2020 se puso en manos de psiquiatras y psicólogos.

“Yo no lo disculpaba, pero no quería que todo el mundo supiese que el padre de mis hijos era un maltratador, un sinvergüenza”, dijo la mujer para explicar el motivo de que a pesar de las múltiples ocasiones que acudió la Policía a su casa alertada por llamadas de los vecinos, ella nunca se atrevió a denunciar. Fue en 2020 cuando en una de las últimas palizas decidió denunciar su marido porque ya se habían ido de casa tanto sus hijos como su nieto y ella temía por su vida. “Puse la denuncia porque me iba a matar, porque se ponía como un monstruo y yo lo dejé todo y me fui”, declaró, además de afirmar que durante su matrimonio ella fue “una muerta de hambre” y “él era el señor de todo”. El acusado negó todas y cada una de las acusaciones formuladas sobre él, amparándose en que todo se debe a que su exmujer lo que perseguía era quedarse con su dinero y propiedades. En el juicio también declaró su hija que contó que abandonó su casa cuando cumplió los 18 años después de presenciar innumerables palizas a su madre. En su testimonio apuntó que desde que tuvo cuatro o cinco años tenía recuerdos de palizas de su padre a su madre “por cualquier cosa”, de verla con “hematomas por todo el cuerpo” y de ver cómo tras los golpes “la arrastraba” a la habitación “cerraba la puerta y escuchar cómo la obligaba a mantener relaciones mientras ella lloraba”.

En este sentido, reconoció que tanto ella como su hermano tenían “mucho miedo” de su padre y también de denunciarlo por la reacción que pudiera tener. El nieto del acusado, que convivió con ellos hasta que tuvo 27 años, relató también los malos tratos presenciados y los insultos hacia su abuela, algo que era “recurrente” porque “no eran discusiones, era un avasallamiento por parte de mi abuelo” y “el desencadenante podía ser cualquier cosa”. La última agresión fue 1 de mayo de 2020 cuando el acusado, según contó la mujer en el juicio, le propinó una brutal paliza tras enterarse de que el presidente de la comunidad donde residían había estado en la casa para ver los problemas de humedad que presentaba el inmueble. A partir de ahí, ella abandonó su casa, se marchó de la provincia de Jaén y presentó la denuncia por 54 años de malos tratos y agresiones. La sentencia de la Audiencia de Jaén no es firme y ya está recurrida en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Jaén.