Cae una banda en Jaén dedicada a falsificar recetas de medicamentos

Hay tres detenidos por delitos de falsificación de documentos y usurpación de identidad para conseguir medicamentos destinados a aumentar la masa muscular
Dos agentes de la Policía Nacional junto a un coche. / Archivo Europa Press.
Laura Díaz Barrio

Desmantelada una banda dedicada a falsificar recetas para conseguir medicamentos de aumento de masa muscular. La Policía Nacional de Jaén ha detenido a tres personas, dos mujeres y un hombre de entre 35 y 45 años, como presuntas autoras de los delitos de falsificación de documentos y usurpación de identidad por falsificar recetas para conseguir medicamentos destinados en su mayoría para aumentar la masa muscular. Miembros de la Unidad de Delincuencia Especializada y Fiscal (UDEF) de la Comisaría Provincial han desarrollado la Operación Talonario, que comenzó el pasado diciembre, cuando el propietario de una farmacia informó de que había detectado una serie de recetas del Instituto Social de las Fuerzas Armadas (Isfas) que le habían causado sospechas. En concreto, aludió a la forma en la que estaban rellenas, lo que le hacía pensar que pudieran estar falsificadas, y añadió que con ellas se habían dispensado varios medicamentos desde su establecimiento, según ha comunicado este martes el CNP.

Una de las detenidas se apropiaba del talonario de recetas de la anciana a la que cuidaba

De manera inmediata, los agentes iniciaron gestiones para esclarecer los hechos y se centraron en averiguar cómo llegaban las recetas a la farmacia. Así, consultaron con el Isfas la veracidad del talonario de que posteriormente se falsificaba y la titularidad del mismo, que resultó ser una mujer de avanzada edad, por lo que procedieron a investigar su entorno más cercano. Estas primeras indagaciones apuntaron a una mujer que, valiéndose de la confianza y la cercanía como cuidadora de una anciana en su domicilio, se apropiaría del talonario de recetas. Siguiendo este hilo determinaron, en primer lugar, que existía una relación de amistad y no casual o accidental entre la cuidadora y la dependienta de la farmacia, de aquí que fuera esta y no otra donde se sacaban los medicamentos.

Recetas fraudulentas: pacientes ficticios y número de beneficiarios inventados

De forma paralela, los agentes “siguieron la pista muy de cerca” a la dependienta para comprobar su implicación en la dispensa de estos productos. Averiguado este extremo, también confirmaron la labor del hombre, que hacía de intermediario. Llevaba a la farmacia las recetas, para que posteriormente, una vez que la dependienta las rellenaba de su puño y letra a instancia suya, le dispensara medicinas empleadas en su mayoría para aumentar la masa muscular. En este punto, los investigadores acotaron el ‘modus operandi’ para la confección de las recetas fraudulentas: los números de los beneficiarios eran inventados, los pacientes que figuraban eran ficticios y, por último, se habían usurpado los datos de los facultativos que supuestamente las prescribían.

Siguiendo con las pesquisas, los policías confirmaron que, desde un tiempo atrás, la dependienta de la farmacia “no sólo se estaría apropiando indebidamente de forma directa de varios productos, para lo cual manipulaba el programa informático para no dejar rastro, sino que también alteraba el documento denominado Receta XXI. En concreto, hacía creer que entregaba a los pacientes todos los medicamentos que constaban en su tarjeta sanitaria, pero se apoderaba de alguno de ellos y después pegaba la etiqueta del medicamento en el citado documento para que constase que se había entregado al paciente. Incluso, llegó a entregar medicamentos que deben darse con receta médica, sin ella. La explotación a la Operación Talonario culminó con la detención de los tres integrantes de la banda, las dos mujeres y el varón, al varón le constan antecedentes por delitos relacionados con la salud pública. Fueron puestos a disposición de la autoridad judicial como presuntos autores de delitos de falsificación de documentos y usurpación de identidad.