Ábalos y Koldos a prisión por riesgo extremo de fuga ante el juicio por la trama de mascarillas

Actúa a petición de la Fiscalía Anticorrupción y de las acusaciones populares lideradas por el PP
El exministro José Luis Abalos y Koldo García llegan al Supremo. / Europa Press.
Diario de Jaén

El Tribunal Supremo ha acordado enviar al ex ministro José Luis Ábalos y al que fuera su asesor, Koldo García, a prisión provisional sin fianza por el riesgo “extremo” de fuga de ambos ante la próximidad del juicio que se celebrará en su contra, por presuntos amaños en los contratos públicos para la compra de material sanitario, y la elevada petición de penas: hasta 30 años de cárcel. Es la primera vez que un diputado nacional en ejercicio entra en prisión. El instructor del ‘caso Koldo’ en el TS, Leopoldo López, explica que, además de existir indicios más que bastantes de la eventual comisión de graves hechos delictivos por parte de ambos, el riesgo de que huyan resulta en este momento “extremo”, por lo que entiende que no puede conjurarse con el simple mantenimiento de las medidas cautelares que pesaban hasta ahora sobre ambos: prohibición de salida del país y comparecencias cada quince días en sede judicial. En el caso de Ábalos, Puente ordena comunicar su decisión a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, como marca la ley, así como el auto por el que les situó a ambos a un paso de juicio. El magistrado ha adoptado esta decisión tras revisar las medidas cautelares vigentes en sendas vistillas, accediendo a las peticiones del jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Alejandro Luzón, y de las acusaciones populares que lidera el PP, que habían reclamado el ingreso en prisión de ambos al considerar que ahora que se enfrentan a hasta 30 años de cárcel el riesgo de fuga se ha disparado. Ábalos ha sido el primero en llegar al alto tribunal. Lo ha hecho a las 9.12, unos 45 minutos antes de la hora señalada, solo y con una mochila de cuero marrón.

El también ex secretario de Organización del PSOE no ha querido hacer declaraciones a la prensa a su llegada al alto tribunal, pero sí ha tomado la palabra al final de la vistilla para asegurar al juez que no se iba a fugar. “No tengo dinero ni a dónde ir”, ha sostenido. Fuentes consultadas afirman que está “destrozado”. Durante las horas que ha estado aguardando la decisión del Supremo, el ex dirigente socialista ha estado fumando en los patios del antiguo palacio, visiblemente nervioso. Su abogado, Carlos Bautista, ha hecho hincapié en que no hay riesgo de fuga, alegando entre otras cuestiones su estatus de diputado del Congreso. Sobre esto, también ha aducido que encarcelarle antes del juicio, sin que medie condena, supondría una vulneración de su derecho a la representación política. Además, la defensa de Ábalos ha puesto de manifiesto que considera que el eventual ingreso en prisión de su cliente sería una forma de presionarle para que hiciera una “declaración colaborativa”. Así lo hizo el presunto conseguidor de la trama, el empresario Víctor de Aldama, tras pasar varias semanas encarcelado. Koldo, por su parte, ha llegado al Supremo justo a la hora fijada, con vaqueros, deportivas y una gran mochila a sus espaldas, en compañía de su abogada, Leticia de la Hoz. Su defensa, que ha intentado combatir la competencia del TS para devolver el caso a la Audiencia Nacional, ha esgrimido igualmente que su cliente tiene el suficiente arraigo --una madre mayor y una hija pequeña, ha detallado-- como para no convertirse en un prófugo. El ex asesor ministerial también ha querido hablar ante Puente para ratificarlo. “No me voy a ir a ningún sitio”, ha dicho y ha añadido: “Todos tenemos derecho a aprender poco a poco”. Fuentes presentes han interpretado esta coletilla como el reconocimiento tácito de una equivocación. Por su parte, el fiscal se ha mostrado especialmente contundente, sobre todo en la vistilla sobre Ábalos, donde ha llegado a decir que fue la pertenencia a un Gobierno lo que le permitió cometer esos delitos pero que “ningún poder del Estado tiene derecho a sustraerse de la acción penal”. Ningún poder del Estado puede esgrimirlo para eludir la responsabilidad penal y, por eso, la Justicia se representa con una venda en los ojos”, ha remachado.