Un puente entre el arte y la inclusión

La linarense Lourdes Fraile Navarro presentó ayer un recital didáctico en el Darymelia
La linarense Lourdes Fraile Navarro
Nuria Fernández Luque

Lourdes Fraile ha logrado, a través de la combinación de su pasión por la música y su formación en Producción y Gestión de Música y Artes Escénicas, organizar y desarrollar un proyecto único e inclusivo, titulado “El poder de la música”. Se trata de un concierto didáctico dedicado a todas las personas con necesidades educativas de apoyo específico. Tras ganar con esta novedosa iniciativa el VIII Concurso de Proyectos Culturales del Conservatorio Superior de Música Andrés de Vandelvira, el concierto se celebraró ayer en el Teatro Darymelia.

—¿Cómo nace la idea del concierto El poder de la música?

—La inspiración me vino después de ver en Baeza un taller de psicoteatro que organizó una asociación de allí. Me impactó mucho y pensé: “Quiero hacer algo diferente, algo que no se haya hecho antes”. Entonces se me ocurrió la idea de un concierto didáctico destinado a personas con necesidades educativas de apoyo específico. Es algo muy poco habitual, porque es difícil de organizar, y muchos programadores no se atreven con ello. Pero a mí me pareció que podía tener mucha salida y llamar la atención, sobre todo si estaba bien planteado.

—¿Qué dificultades encontró al principio para llevarlo a cabo?

—Pues la verdad es que me echaron atrás la idea al principio. Me dijeron que no conocía ese ámbito y que era muy complicado reunir a tantas asociaciones distintas. Cada una trabaja con personas con diferentes tipos de discapacidad —física, psíquica, sensorial...— y eso añade muchas complejidades. Al principio dudé, pero después de investigar y asesorarme, me di cuenta de que sí era posible hacerlo.

—¿Qué detalles puede dar sobre este concierto que se celebraró en el Teatro Darymelia?

—El concierto lo realiza la banda de trompetas del Conservatorio Superior de Música, Vandeltrumpets, dirigida por el profesor Jorge Giner, que confió siempre en el proyecto. El repertorio incluye obras muy conocidas de Star Wars, La Bella y la Bestia, Aladdín... Pero no es un recital convencional. Está lleno de dinámicas para el público. Por ejemplo, en una pieza se enseña qué es un director de orquesta. El profesor-narrador lo explica, y luego suben voluntarios para dirigir ellos a la banda. Todo está pensado para que participen.

—¿Qué mensaje quiere transmitir con esta iniciativa?

—Que existe un mundo muy desconocido, el de las personas con discapacidad, y que también tienen derecho a disfrutar de la cultura de una forma adaptada. Al hablar con ellas, he visto la ilusión que tienen por participar. Pero casi no hay actos pensados para ellos, y eso debería cambiar. Con este proyecto quiero visibilizar esa realidad y demostrar que es posible hacer cultura inclusiva.