José Ángel Molina y el arte de los metales preciosos
LA ENTREVISTA
José Ángel Molina es un prestigioso artesano de la Orfebrería Capilla en Andújar, y reconocido como tal por la Junta de Andalucía. Como un título, marchamo de calidad que se renueva cada cuatro años si cumple con los requisitos establecidos. En la provincia es el único que queda con este reconocimiento profesional. “Tuvimos trabajo en pandemia con las restauraciones y con la tienda online. La verdad es que esto nos salvó”. Después de dos años, las ventas vuelven por su cauce. Ahora los encargos se suceden, desde el mes de septiembre, puesto que las cofradías y hermandades encargaron sus proyectos para la Semana Santa. Su profesión es precisa. Así se define orfebre: “Persona que tiene por oficio hacer o vender objetos artísticos de oro, plata u otros metales preciosos”. Tenemos uno oficialmente reconocido y sujeto a estándares que ha de cumplir.
—¿Por qué decidió dedicarse a este oficio?
—En primer lugar porque vengo de la joyería, porque mi familia tiene una, por descendencia, además de tradición relojera. Mi abuelo lo era y mi padre también, pero se cambió a la joyería y el oficio se traspasó a mi. Estudié orfebrería y fue un complemento más a lo que ya aprendí de mi padre. Entonces esto me sirvió cuando llegó la crisis de 2003 para tener otras opciones. Cogía cosas de cofradías e iglesias y ahí toqué lo que había estudiado. A partir de ahí vi una salida a esa crisis que yo resolvía y al final hizo que este oficio fuera la primera actividad de mi negocio.
—¿Cuál considera que es el trabajo o la pieza más señera que ha realizado?
—Lo más grande es un poco de todo, pero recuerdo un encargo fuerte que fue una restauración del sagrario de San Juan en Arjona, que en tres meses de verano tuvimos que tenerlo hecho. Fundamentalmente todo lo pequeño es grande porque, aquí viene gente y cofradías humildes y quizás el ayudarles a ellos a que vean sus proyectos en marcha y consigan los enseres es lo que más me satisface. Cuando ves sus caras eso es lo más me gusta. Hemos hecho una urna de plata del santuario, peanas y pasos. Siempre tenemos cosas grandes y pequeñas, pero todos importantes
—¿Qué tipo de encargos suele recibir?
—Lo que más piden son pasos de Semana Santa, pero ahora estamos con cetros para vírgenes o algunos cálices. Es un poco y un todo. Tenemos ya entregas hechas para Semana Santa.
—Cuando un cliente le hace un encargo, ¿usted elige cómo va a ser finalmente?
—Normalmente nos dan una idea, pero en algunas ocasiones nosotros le damos el proyecto ya dibujado de cómo será el final del trabajo. Buscamos sintonía y ya nos ponemos manos a la obra. El cliente viene con la idea, pero nosotros lo plasmamos, ellos nos dan finalmente el visto bueno, después de un proceso en el que miramos lo que tiene el cliente, también por redes sociales y así podemos aplicar al trabajo más señas de identidad de la Hermandad o de la entidad que haya confiado en nosotros. Esos detalles gustan mucho, pero han de estar relacionados.
—¿Cuántas personas trabajan en el taller?
—Estamos entre 5 y 7 personas normalmente.
—¿Con qué materiales trabaja?
—En este tipo de encargos latón o plata, esta última en menor medida. Lo más grande hecho en plata es una corona. Normalmente es en metal y luego le damos aspecto de plata u oro.
—¿De dónde son sus clientes?
—El 90 por ciento son de fuera de la provincia, el 9 por ciento de esta y tan solo el 1 por ciento del municipio.