Joaquín Sabina se despide de los escenarios con “Hola y adiós”
“Hola y adiós”, así se llama la gira de despedida de Joaquín Sabina, la última oportunidad de ver al artista ubetense sobre los escenarios. Así lo anunció el propio protagonista en sus redes sociales. Su último paseo por las tablas fue “la más rotunda gira de su dilatada carrera, donde la ilusión, profesionalidad y experiencia del maestro de Úbeda vencieron el pulso al vértigo inicial”, aseguran desde un comunicado de prensa. Más de 70.000 personas lo acompañaron en cerca de 60 conciertos por una docena de países a ambos lados del charco. Un público que “se volcó, entusiasmó y conmovió hasta ese punto de mágica alquimia donde confluyen el aplauso fervoroso, la lágrima de emoción y ese ánimo costalero con el que, de haber sido posible, le hubiesen sacado a hombros tras cada uno de los recitales”. Por la “llana cortesía de no abandonar la fiesta sin despedirse”, Sabina ha decidido dar su último adiós al respetable con esta última gira.
Los conciertos comenzarán en febrero de 2025 en América, donde recorrerá durante 11 semanas México, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Tras una breve pausa, el ubetense y su banda seguirán su rumbo por España y Europa, hasta el mes de noviembre. Las fechas en nuestras fronteras se darán a conocer en noviembre. Así, será la última ocasión para escuchar sus canciones en vivo y directo de voz del cantautor, “que jubila su faceta de trotamundos guitarra en ristre celebrando su propia supervivencia con este convite de despedida”. Aunque anuncia que no habrá más periplos interminables por recintos multitudinarios, el ubetense se guarda en la manga el as reaparecer por placer, “sea porque las musas le susurren poemas o canciones que merezca la pena compartir, o porque le piquen las ganas de subirse a cualquier entarimado para darse, darnos, un homenaje”.
Más de dos horas de duración y una veintena larga de canciones compondrán estas últimas noches. Aunque esta gira supone el adiós de los escenarios, en su carta deja entrever que queda Sabina para rato, y que “jamás dejará de escribir las historias y canciones que siempre le rondarán la mente”: “El oficio del poeta no piensa jubilarse, tampoco el del creador nocturno”. De esta forma, el cantautor cierra un círculo que abarca medio siglo desde sus primeras aparaciones públicas, cuando hacía la calle en el metro londinense o en actuaciones en La Mandrágora. Sus letras cargadas de poesía y su garganta rasgada lo han llevado a lo más alto, con paradas en los escenarios más legendarios del mundo: el Royal Albert Hall de Londres, el Luna Park y la Bombonera de Buenos Aires, el Olympia de París, o el Madison Square Garden de Nueva York son solo algunos de ellos. Recintos que verán pasar, por última vez, el peso ligero del flaco de Úbeda.