Francisco Tirado reconstruye la memoria de Villargordo a través de la genealogía

A través de los expedientes matrimoniales, trae al presente a los antepasados de los vecinos del municipio entre 1850 y 1890
Francisco Tirado Moral en la sala 80 Aniversario de la sede corporativa de Diario JAÉN. / Elisabeth Ruiz / Diario JAÉN.
Elisabeth Ruiz Martínez

LA ENTREVISTA (Vídeo)

Francisco Tirado Moral nació en Villargordo, pero su historia tomó rumbo hacia el norte cuando, con apenas dos o tres años, su familia emigró a Barcelona. A pesar de haber crecido entre las calles de la ciudad condal, nunca perdió el vínculo con sus raíces jiennenses. No es la primera vez que le dedica una obra a su municipio natal. “La Dehesa Vieja” o “Apuntes genealógicos y notas de la historia de Villargordo, siglos XIV XVIII”. Estas son dos obras de Francisco Tirado Moral, a las que ahora se suma “Atlas de expedientes matrimoniales de Villargordo (1890-1850)”. Tal y como refleja el título de este primer volumen, hace un viaje al pasado para conocer quienes eran los antepasados de su municipio. “Siempre hemos pensado que no pasa nada, pero vas descubriendo cosas que enriquecen la cultura de mi pueblo”, pone en valor el autor. En cuanto al proceso, destaca que son 650 expedientes matrimoniales y, cada vez que viene a Jaén desde Barcelona, hace ochenta. “La historia que nos enseñan en el instituto es una, y la de nuestros antepasados es otra, esa no se cuenta, pero la microhistoria me encanta.

—¿De dónde le viene ese interés por la genealogía?

—Siempre me ha gustado la historia, en concreto la genealogía. Empecé con la de mi mujer y amigos. Pensaba que de mi familia, que la tengo en Villargordo, iba a ser imposible porque, durante la Guerra Civil, en Jaén se quemaron los archivos parroquiales. Asimismo, pude averiguar que mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos eran de allí. Buscando en Internet encontré una asociación que se llama Códice, que ha hecho un trabajo tremendo, y, entre muchas cosas, ha sido en el archivo de la Catedral. Hay expedientes matrimoniales de consanguinidad —era necesaria una dispensa del obispo para poder casarse— con treinta páginas cada uno y en los que el párroco figuraba el árbol genealógico de la pareja. Ha sido la llave para descubrir cuales son mis antepasados y los de la gente de mi pueblo.

—¿Cómo continuó con esa búsqueda de información?

—Empecé con mis antepasados y comprobé que el noventa por ciento era de Villargordo y, como es un pueblo pequeño, casi todas las bodas que habían requerían de una dispensa. En el siglo XVIII habían 300 vecinos y 650 expedientes desde 1600 hasta 1900. Con una paciencia de hormiga hemos ido procesando uno a uno. Este libro corresponde al primer volumen (1890-1850) y que voy a donar al Ayuntamiento. Los expedientes más recientes que nos dejan ver en el archivo de la Catedral son de 1890, pero como hay registro civil se puede solapar y continuar con la información. Hasta 1850 hay doscientos expedientes de familias de Villargordo.

—¿Qué ha supuesto para usted contribuir con su trabajo a la historia de su municipio natal?

—Ha sido una labor que me ha enriquecido muchísimo. He hecho este primer volumen, pero antes de Navidad, tendré el segundo de 1850 a 1800. El siguiente cubre solamente el siglo XVIII porque ya hay menos matrimonios (1799-1700) y, el último, (1699-1600), donde ya aparecen los antepasados que llegaron al municipio de Villargordo (siglo XVII).

—¿Qué aspecto interesante destaca de este proyecto personal?

—En cada expediente hay un dossier con preguntas que respondían a su situación. Además, testificaban cinco vecinos y, la verdad, es que a veces hay historias muy interesantes. Es una maquina del tiempo en la que nuestros antepasados nos cuentan cómo era la época. Además, cada expediente indicaba la clase social a la que pertenecía y solo podían casarse con alguien de la misma.