Esteban Beltrán: El poeta más allá de las causas sociales
LA ENTREVISTA
El director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán Verdes, vuelve al verso con la publicación de “Agosto 2045” mucho más que un poemario donde se viste de funambulista para tratar temas tan íntimos y profundos como la muerte, la resurrección, la vida o el olvido. Esta recopilación de más de sesenta poemas, están repartidos en seis grandes epígrafes. Pone a dialogar a los versos entre sí, logrando activar al lector y no dejarlo ser un actor pasivo de la lectura. Juan José Téllez, periodista gaditano, definió la creación como “una rayuela lírica”, por Pablo Espinosa Luna.
—¿Qué pueden esperar los lectores de Agosto 2045?
—No es solo un poemario, aúna poemas, cuento y ensayo. Combina varias temáticas con diferentes géneros literarios. El libro intenta jugar con el lector, es un libro para lectores activos.
—¿De dónde le vino la inspiración para escribir, a qué se encomendó realmente?
—Empecé a escribir por Amanda, en agosto del año 2019. Esta mujer murió sola en su casa de Madrid y nadie se percató de ello hasta 5 años después. Esto me hizo reflexionar sobre la muerte, por la forma tan insólita de morir que tuvo esta mujer. Comencé a escribir y fueron sucediendo acontecimientos que han dilatado el proceso: llegó la covid, perdí a mi madre, en fin, una serie de hechos que han extendido su creación en el tiempo.
—Después de sus poemarios Marian o la muerte que no admite olvido y La jodida intensidad de vivir. ¿Cómo se ha planteado esta nueva propuesta?
—Es un libro muy irónico. Siempre he imaginado la inmortalidad sin pagar el precio de morir. ¿Has oído hablar de los telómeros? Los telómeros son una parte de las células que las mantienen unidas, y hacen que el deterioro sea produzca cuando ya no cumplen su función. Los científicos ya están estudiando como alargar la vida de los telómeros, lo que podría hacer que en vez de vivir 80 o 90 años, pudiésemos vivir 140. Pero ahora bien, ¿es ético mantener la vida tanto tiempo?
—¿Y por qué presenta usted el libro en Quesada?
—Mira, uno recuerda siempre los buenos momentos, los malos y las anécdotas. Pues bien, yo creo que lo único inmortal que hay en esta vida son las emociones y los olores. Yo recuerdo perfectamente Quesada por los olores. Mis abuelos tenían allí una casa y pasé parte de mi infancia en el pueblo con ellos. Es cierto que en 25 años solo he ido dos veces, creo recordar, pero lo he hecho porque quería mantener Quesada tal y como la recordaba en mi cabeza.
—¿Qué mejor sitio que el museo entonces, verdad?
—Rafael Zabaleta, Miguel Hernández y mi tío, José Luis Verdes, forman parte del museo, así que no puede ser mejor lugar.