El Canijo de Jerez: “Los Delinqüentes pensamos en volver”

El artista actuará en el MíaQué Fest de Porcuna mañana
El Canijo de Jerez en una imagen de archivo / Facebook El Canijo de Jerez.
Nacho Guzguti

De sobra conocido, El Canijo de Jerez vuelve a la provincia jiennense en su gira Constelaciones de Humo, en el que presenta su último disco publicado. Lo hará esta vez en Porcuna, en su festival —de entrada gratuita— MíaQué Fest este próximo sábado 6 de agosto. Marcos del Ojo es el nombre detrás del apodo del artista, que saborea los últimos retazos de se gira antes de embarcarse por completo en una nueva aventura. Será en solitario, a pesar de que, según cuenta a Diario JAÉN, los temas de Ceniza y Barro estuvieron a punto de ver la luz bajo el nombre del ya legendario nombre de Los Delinqüentes. La vuelta se frustró —por ahora—, pero el estilo primigenio del mítico grupo estará presente en sus temas. El Canijo no pierde las ganas de subirse a un escenario, y todavía hay muchos jiennenses “garrapateros” a los que divertir con su música.

—Viene con la gira Constelaciones de Humo, promocionando su primer disco autoproducido. ¿Cómo fue la experiencia?

—Bueno, este disco la verdad que ha tenido bastante curro, bastante trabajo y los cimientos han sido la autoproducción y la autogestión, que al fin y al cabo es una cosa que llevo haciendo muchos años. Nosotros hemos trabajado con muchas discográficas como El Volcán Música o multinacionales en mi época de Los Delinqüentes, pero al fin y al cabo siempre hemos tenido la decisión de poner nuestro repertorio, decidir la portada y más o menos marcar el rumbo a dónde queremos llegar. Esto ha sido más bien un tema de saltarnos intermediarios. Esta es una manera de hacerlo nosotros a nuestro rollo, desarrollar nuestro ritmo, y crear nuestro propio sello. Aparte estamos trabajando con otros artistas, como por ejemplo Mario Díaz. Estamos muy contentos de nuestras nuevas expediciones.

—La letra de las canciones es un poco apocalíptica, pero estaban escritas antes de la pandemia ¿Es clarividencia?

—Yo creo que no hace falta ser muy listo para saber que nos vamos a ir a la mierda. Es lo que siempre cuento en las entrevistas, te pones el telediario del mediodía, o abres el periódico, o entra en las redes sociales y te das cuenta de lo malamente que está el mundo, ya sea por la guerra, el hambre en el mundo, la violencia y los enfrentamientos. Pues no hay que ser tampoco muy clarividente para ver que vamos a la mierda (risas).

—¿Cómo es presentar un disco dos años después de haberlo publicado?

—Con la pandemia tampoco tocamos mucho, pero hicimos algunos bolos con el rollo de la gente sentada, con la mascarilla. Vamos, una pena, porque mis conciertos son de saltar, de bailar, de que la gente se lo pase bien cantando y lo pasaba un poco mal por esa onda. Entonces yo sabía que tenía que esperar lo que hiciera falta.

—¿Quizá ha perdido ya esa chispa al interpretar un trabajo con el que ya no se identifica tanto?

—Bueno, la verdad que los temas también maduran en directo. Cuando uno como lleva tanto tiempo con este disco los temas están súper rodados con la banda y los disfrutamos mucho. Como se va acercando el final de este año, el fin de gira de Constelaciones lo estoy disfrutando más todavía, porque sé que algunas canciones probablemente no las vuelva a tocar en directo hasta dentro de muchos años, ya que tengo un repertorio bastante amplio y me cuesta hacer hasta el setlist de los conciertos. Lo que estoy haciendo es saboreándolo, pero ya estoy con la mente puesta en un nuevo disco para 2023.

—¿Puede adelantarnos algo?

—El disco está inspirado mucho en Los Delinqüentes. En nuestra cabeza rondó el juntarnos para tocar. Incluso tuvimos una reunión y estuvimos dándole vueltas a volver pero ahora mismo es una cosa que no va a poder ser, porque estamos cada uno con nuestros proyectos. Aparte tenemos que llegar a un acuerdo con la familia de Migue, ya que el nombre también lo lleva su familia. Todo es burocracia y va muy lento. Y mientras yo pensaba en volver a juntarnos, muchas canciones se inspiraron con la mente puesta en un nuevo disco de Los Delincuentes. Finalmente no las voy a poder meter en un disco nuevo de los “Delin”, las voy a meter en mi carrera en solitario y creo, casi al cien por cien, que el disco se va a llamar Ceniza y Barro. Es un nombre que tengo en la cabeza desde que desde que empecé a concebir este disco. Como la trinchera o la Segunda Guerra Mundial: todo lo que he pasado, lo que he luchado, lo que he peleado para estar donde estoy. Es un disco muy diferente a Constelaciones de Humo, que era un rock más progresivo, más ambiental. Para él me inspiré mucho en las películas de ciencia ficción y en todo lo relacionado con la astronomía. En cambio el nuevo disco es más de amor, más callejero y, aparte, más flamenco. Sale todo un poco más acústico, o sea, un poco más tirando de la calle, de los inicios. No sé, yo creo que a la gente le va a gustar mucho. Es un disco bastante puro, vamos, sin trampa ni cartón: Ceniza y Barro.

—¿El “garrapateo” se ha convertido casi en un género con estilo propio. ¿Se siente un poco el padre de esta nueva vertiente?

—La verdad es que con el tiempo, cuando lo ves con perspectiva, te das cuenta de que creamos un sello. Aunque nosotros también hemos mamado y nos hemos inspirado en Pata Negra, en Veneno, en Camarón o Triana. Creo que todas esas herencias que tenemos en nuestro ADN las hemos plasmado en nuestras letras, en nuestra jerga callejera, que al fin y al cabo se ha convertido en nuestro sello propio de identidad. Por eso me alegra mucho que haya grupos que tiran mucho de Los Delinqüentes en sus propias letras o canciones. Mucha gente los ves que imitan al Migue cantando e intentando rasgar la voz y eso me hace sentirme bien. Pero ya te digo, con los pies en el suelo siempre. Lo miro un poco de reojo, pero yo sigo en mi senda, en mi camino, que es hacer canciones y pasármelo bien.

—La última. Es El Canijo hasta para su mujer. ¿Quién le llama Marcos en su día a día?

—Si yo mismo me extraño ya cuando me llaman así. Mis padres cuando se enfadaban me llamaban Marcos, pero ya ni eso, ya Canijo siempre. Bueno, la del banco cuando me llama si me llama Marcos. La de la compañía telefónica también. Vamos, Marcos es sinónimo de malas noticias.