La hora de la política

Tensión entre el principal socio de Gobierno del Partido Popular, Manuel Carlos Vallejo, y el presidente de Jaén Merece Más, Juan Manuel Camacho, con el tranvía como principal telón de fondo

17 oct 2023 / 12:41 H.

Costó sudor y lágrimas la firma de un acuerdo mediante el que el Partido Popular, con el beneplácito de Jaén Merece Más, consiguió dar la vuelta a la tortilla a las siglas que, hasta el momento, gobernaban en el Ayuntamiento de Jaén. Quienes dirigen el barco de una fuerza política recién salida del horno no estaban dispuestos a pasar a la acción y, cuando vieron el peso de la responsabilidad caer sobre sus hombros, optaron en un primer momento por mantenerse en la cómoda silla de la oposición para forzar la maquinaria de la crítica hacia límites extremos. Sin embargo, fue tal la presión de la militancia, de los simpatizantes y de la ciudadanía en general que, al final, sus dirigentes entraron por el aro para dar un valiente paso al frente con el fin de intentar arrimar el hombro desde la posición más complicada que tiene cualquier representante institucional, desde el poder que otorga el pueblo. Así fue cómo se fraguó un pacto de Gobierno sustentado en un documento firmado ante notario con cien medidas (más una) como condición.

La maquinaria gubernamental se puso en marcha y, ahora, unos cuantos meses después, llega la verdadera hora de la política. Aquí no caben medias tintas. Jaén Merece Más, por más que haya quienes consideren que sigue vigente la filosofía de su nacimiento, no es una plataforma ciudadana, sino un partido político que, además, forma parte del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Jaén. Nadie entiende la labor de oposición ejercida desde lo orgánico hacia una gestión que tienen en sus propias manos y, sin embargo, es tan real como la vida misma. Hay varios capítulos que lo demuestran claramente. El último se produjo la semana pasada. El motivo no fue otro que el tranvía.

¿Cómo empezó todo? La consejera de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía, Rocío Díaz, mantuvo una reunión de trabajo con el alcalde de Jaén, Agustín González, en la que, por primera vez, se atrevió a poner fecha a la puesta en funcionamiento del sistema tranviario jiennense, que duerme el sueño de los justos desde hace doce años. No quiso pillarse los dedos y, por decir algo, pronosticó el primer semestre de 2025. Al día siguiente, Manuel Carlos Vallejo, el candidato a la Alcaldía de Jaén Merece Más convertido en teniente de alcalde, afirmó en rueda de prensa que veía “razonables” los plazos y, al rato, su propio presidente, Juan Manuel Camacho, emitió un comunicado en forma de guantazo dialéctico hacia su compañero de filas, una nota de prensa que no dejaba títere con cabeza y mediante la que “exigía” a la Junta de Andalucía el desbloqueo de este moderno transporte en 2024. La polémica quedó sembrada con unas declaraciones que dejaron al concejal de la manera que el lector se podrá imaginar y, aunque todos lo nieguen, queda abierta una crisis en la que se anuncian tambores de dimisiones a la mínima que cante el gallo.

¿Cómo salir del atolladero? Eso de que da igual finales de 2024 que finales de 2025, que tanto monta monta tanto, no hay quien se lo crea a estas alturas del “culebrón”. La “cosa” no va de apariencias, de chaquetas ni de corbatas para las fiestas de guardar, sino de hacer política, de saber el lugar que cada uno ocupa y de presionar lo que haya que presionar desde dentro, desde el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de la ciudad, no desde un colectivo que tuvo su momento en aquellas manifestaciones en caravana que despertaron a los ciudadanos del letargo sueño del conformismo y que, en el instante en el quedó condensado en unas siglas, dejó de ser lo que era. La hora de la política. No hay más.

La hora de la política

La “bendición” de San Lucas: de candidato a la Alcaldía a alcalde

Hace un año, en la caseta de reencuentro de militantes y simpatizantes del Partido Popular, el presidente provincial, Erik Domínguez, se subió a una caja de cerveza y, en presencia de Elena González y Manuel Bonilla, ejerció de “speaker” para apuntar: “Hay una persona que va a jugar un papel importante aquí el 28 de mayo, yo no digo más que eso, una buena persona que encarna como nadie eso que siempre decimos de trabajo, fuerza y corazón, y en Jaén va a tener la clave de las claves para coger la Diputación”. Y fue cuando el entonces director general de Consumo subió al reducido escenario de Treintaitantos para sentir el aplauso del público. Todavía no era aspirante oficial al bastón de mando, pero estaba cantado que así sería. Un año después, en el mismo marco, los actores repitieron escena con un hilo argumental que terminó en una ovación mucho más fuerte porque ya se sabe que, al menos, se cumplió un pronóstico. Subrayó Erik Domínguez el viernes pasado: “Hace un año utilicé veintisiete sinónimos para decir que aquí teníamos al candidato a la Alcaldía y, ahora, la diferencia es que tenemos aquí al alcalde de la ciudad de Jaén”. No dijo nada de la Diputación, pero los vítores fueron más fuertes. La bendición de San Lucas.

EN CORTO. El mal uso de las redes sociales o el arte de matar al mensajero

Son las redes sociales una buena herramienta, al alcance de los representantes políticos, para anunciar proyectos y lanzar mensajes de una forma rápida y eficaz. Se pueden utilizar con el membrete institucional y, de la misma manera, a través del perfil personal. El problema es cuando hay un mal uso de un instrumento social con una capacidad asombrosa para llegar a la ciudadanía. El último ejemplo está en el alcalde de Jimena, Francisco Ruiz Sannicolás, quien intentó matar al mensajero ante una verdad que, a todas luces, le dolió más que nada en el mundo. Rechazó una obra de arte de Miguel Roa y, cuando vio escrita la noticia en tres líneas, arremetió contra este periódico y su director sin fundamento y con otro arte: el de la mentira.