En el punto de mira

Vicente Oya dará explicaciones acerca del “orden y concierto” por el que se armó el revuelo en los servicios jurídicos del Ayuntamiento de la capital, que denuncian injerencias políticas

23 ene 2024 / 08:00 H.

Es normal estar en el punto de mira cuando el sitio está en la primera fila, un lugar de privilegio y, a la vez, un balcón al que le llueven las críticas sin verlas venir. El equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Jaén se encuentra en esa incómoda y buscada situación aderezada, además, con la espada de Damocles que supone tener un socio de Gobierno que se hace oposición a sí mismo sin que alguien lo pueda remediar. El último episodio ocurrió con las obras de la Plaza de San Bartolomé, donde Jaén Merece Más pidió información del proyecto en un entorno protegido en el que, sin embargo, el Partido Popular no ve inconveniente para empezar a trabajar. Debajo de la mesa, escondido entre las enaguas en un invierno de brasero, hay más de uno cada vez que, en su propio partido, saltan incongruencias amparadas en un pasado reivindicativo. El tiempo colocará a cada cual en su sitio en una legislatura tensa y larga como la que se presume. Hay más frentes abiertos. No todas las miradas se centran en la pareja de baile, también en quien lleva la voz cantante en el centro de un escenario con diversión garantizada.

Comiendo pipas están quienes ganaron las elecciones y consiguieron gobernar en la Plaza de Santa María cuando surgen polémicas que, en muchos casos, vienen auspiciadas por ellos mismos. El puñetazo en la mesa de los letrados municipales es otro capítulo de desavenencias políticas que, hasta ahora, se queda en un cruce de acusaciones con vistas a mucho más. Si no cambian las previsiones a última hora, el concejal de Turismo, Urbanismo y Bienestar Social, Vicente Oya, comparecerá hoy ante los medios de comunicación para dar pelos y señales de lo que ocurre, realmente, en el seno interno de un servicio de su competencia, el jurídico, un área que, como diría la futura homenajeada en la Universidad Popular, Cristina Nestares, está dejada de la mano de Dios. El problema es que se trata de una especie de coto privado en el que, hasta el momento, nadie osó asomar la patita en aras de la independencia, de tal forma que, justo cuando alguien accede para poner orden y concierto, saltan chispas con dimes y diretes entre quienes nunca dieron que hablar en el Ayuntamiento de la capital.

Los tres letrados municipales, según adelantó la Cadena Ser, exigen la dimisión del tercer teniente de alcalde por serias injerencias en su trabajo a través de una carta con artillería pesada que será difícil de rebatir, porque está claro que hay trabajos en los que ni unos signos políticos ni otros pueden meter mano en aras de la obligada y necesaria autonomía amparada por la legislación vigente. El problema o la cuestión está en que Vicente Oya también es abogado y, como dice el refrán, en todas las casas cuecen habas. El concejal tiene argumentos, sin embargo, para explicar el porqué de la rebelión municipal en el que tres valen por cien. No está bien, por ejemplo, apuntarse horas de teletrabajo sin rendir cuentas al erario público. Alguien deberá poner orden y concierto. ¿O no? Tampoco es de recibo que un político, por mucho poder que ostente, entre donde no debe entrar, porque eso de estar en el lugar en el que no lo quieren tampoco justifica los medios. El caso es que mientras unos atacan con problemas judiciales pendientes de resolución, como los que tienen que ver con supuestos montajes electorales corroborados policialmente, otros lo hacen con los medios que tienen a su alcance y, mientras tanto, los ciudadanos miran con recelo a una clase política que no deja de mirarse el ombligo con la que está cayendo. Esa es la realidad.

En el punto de mira

Llegan vientos de Granada para sustituir a Manuel Martín Porres

No dejará el cargo hasta el 17 de junio, pero el relevo está prácticamente preparado en la Subdelegación de Defensa, una de las “patas” que tiene el Gobierno central con una labor cada vez más visible, aunque no se conozca del todo. Manuel Martín Porres se retira en cinco meses, tal y como anunció en un desayuno informativo con los medios de comunicación con motivo de la celebración de San Francisco de Sales. Lo hace después de dos mandatos consecutivos de tres años y, ante la proximidad de la edad de jubilación, deja paso a quien está llamado a coger el testigo. Todas las miradas están puestas en el actual director de la residencia militar de Granada, Rafael Tinahones, aunque ya se sabe que, en esto de la política, hasta el rabo todo es toro. El subdelegado de Defensa se marchará dejando buen sabor de boca entre quienes tuvieron la suerte de conocerlo. Hombre cabal, honesto, serio en su trabajo y cercano, supo estar donde tenía que estar en todo momento, arrimar el hombro sin pedir nada a cambio y velar por la seguridad desde los jiennenses desde el escondido bastión de Las Protegidas. Su trabajo de difusión de la cultura de defensa le avala como uno de los subdelegados comprometidos con los jiennenses.

EN CORTO. El proceso de elección del director de Geolit está casi terminado

Se marchó Ana Cobo al Congreso de los Diputados y dejó vacante la Dirección del Parque Científico y Tecnológico ubicado en Mengíbar, Geolit, un puesto que la Diputación Provincial de Jaén ofertó y al que se presentaron aspirantes conocidos en el Partido Socialista. Uno de ellos, Manuel Hueso, exalcalde de Rus. Otra, Lucía Aguilar, exgerente provincial de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA) en Jaén. Sin embargo, recobra fuerza entre los candidatos admitidos el nombre de Blas Alabarce Checa, concejal en el Ayuntamiento de Mengíbar, a un tiro de una zona empresarial necesitada de una apuesta seria.