Con mando en plaza

Sus funciones tienen que ver con la representatividad del Gobierno en la provincia de Jaén y, aunque su actividad está sujeta a lo que ocurra en Madrid después del panorama tan abierto que dejaron las elecciones generales, sigue con mando en plaza hasta nueva orden. Catalina Madueño Magdaleno (Montoro, Córdoba, 1965) apostó por la Subdelegación del Gobierno hace cinco años, cuando dio el salto desde la Secretaría General de Vivienda de la Junta de Andalucía, y permanece en la brecha por más chuzos de punta que caigan. No es fácil llegar al lugar que ocupa. Pocos son los altos funcionarios de su categoría que tiene el Partido Socialista entre su ramillete de afiliados para desempeñar el papel que le tocó y en el que tiene toda la “pinta” de persistir otros cuatro años más. Nadie puede negar que exista incertidumbre en el ambiente, incluso si Pedro Sánchez se perpetúa cuatro años más en el poder. El caso está en que, por ahora, la vida política continúa sin cambios aparentes.

Su balance no puede ser más positivo y, aunque hubo momentos que invitaban a salir a la carrera y tirar la toalla por el precipicio más alto, son más los pros que los contras cuando la jornada deja lugar para la reflexión. Ingeniera agrónoma de profesión, su experiencia en la gestión pública va más allá de la Plaza de las Batallas, donde llegó con la mochila repleta de vivencias tras aquellos años en los que fue directora conservadora de los parques naturales de Sierra Mágina y Cazorla, Segura y Las Villas y de Agapa antes de desembarcar en la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía. Fue una de las que dio un paso adelante cuando no todos los socialistas eran “sanchistas” e imperaba el “susanismo” en Andalucía, una arriesgada decisión con la que acertó para mantener un nivel de representatividad del que se siente plenamente orgullosa. Superviviente de aquellos vaivenes con moción de censura incluida, quienes dieron por fugaz su estancia en la Subdelegación del Gobierno en los prolegómenos de Pedro Sánchez erraron de cabo a rabo.

Comienza septiembre después de unos días de descanso entre la playa y la montaña y a las puertas del estreno de una etapa personal que le llevará a ser abuela por primera vez. No quiere pensar en lo que pueda pasar en los plenos de investidura nacionales en los que no todo el pescado está vendido. Sin embargo, Catalina Madueño, a diferencia de quienes tienen como oficio la política, puede presumir de su puesto de trabajo como empleada pública de la Administración autonómica y, aunque su plaza sí está pendiente de creación, lo cierto es que tiene el futuro laboral garantizado. En cualquier caso, su nombramiento como subdelegada del Gobierno sigue vigente después de un quinquenio en el que no todo fue de color de rosa. No hay que olvidar la pandemia del coronavirus, las manifestaciones de los agricultores en cada esquina de la provincia y aquellas protestas que surgieron como fruto del rechazo a la candidatura de la base logística del Ejército de Tierra, el Plan Colce, con una más que polémica gestión con denuncias incluidas por las multas que los participantes encontraron en la caravana de Jaén a Despeñaperros. Su relación con los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado es una de las experiencias que más valora en el escalafón en el que está y, en general, con toda la Administración General del Estado, incluso con la Agencia Tributaria, que tiene menos dependencia con la Subdelegación del Gobierno. Sigue al pie del cañón, a disposición del Partido Socialista en el que milita y, por supuesto, con mando en plaza.

De sobra es conocido que el equipo de Gobierno formado por el Partido Popular y Jaén Merece Más en el Ayuntamiento de la capital se sustenta en un acuerdo con 101 medidas que, a corto, medio y largo plazo, se tendrán que cumplir para que fluya la política municipal en cuatro años que no serán fáciles ni para unos ni para otros, incluido el partido mayoritario de la oposición, con una labor reducida a la vigilancia por culpa de las sumas que permite la ley electoral. Comenzó el curso político en la Plaza de Santa María con una primera reunión de seguimiento de ese “Acuerdo por Jaén” en el que se vieron las caras los socios mayoritarios, Agustín González y Manuel Carlos Vallejo, y los presidentes de los partidos que estamparon su rúbrica, Erik Domínguez y Juan Manuel Camacho. La invitada fue, en esta ocasión, la consejera de Salud y Consumo, Catalina García, quien aprovechó para anunciar avances en un proyecto de interés autonómico con más de dos décadas sobre la mesa: la Ciudad Sanitaria. A partir de ahora serán otros consejeros los encargados de anunciar proyectos que contribuyan a dar credibilidad a un pacto que tiene que traducirse en hechos antes de que los cuatro años se esfumen como el humo.

Asombrados están quienes trabajan cada día en la Universidad Popular Municipal de Jaén ante la auténtica revolución, en positivo, que quieren implantar quienes tienen la sartén por el mango en un organismo que aspira a ser mucho más y a jugar un papel clave en la cultura jiennense. La concejala de Comercio, Consumo y otras áreas más, Carmen Rueda, y el gerente, Manuel Palomares, no paran de darle vueltas a la tortilla para convertir este centro de la Avenida de Andalucía en todo un referente. Otra cosa será las dificultades que encuentren en el camino para conseguir convencer a quienes se tienen que implicar en unos cambios que implican trabajo y ese espíritu de sacrificio cada vez más perdido.