Ocupación hotelera a medias

    05 abr 2024 / 09:10 H.
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    La lluvia, además de impedir el disfrute en la calle de las cofradías y hermandades de la provincia y revitalizar el campo jiennense, ha deslucido las previsiones hosteleras y hoteleras. Los datos de ocupación en Semana Santa, aunque refrendan el atractivo turístico de la capital del Santo Reino, no son todo lo buenos que habrían resultado si los vaticinios no se hubieran cumplido. Al final llovió, que también hacía falta, y la cifra se quedó en un 87% que bien podría haber sido 100, como lo fue entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección. Los hosteleros tampoco están conformes. El dueño de un negocio con veinte mesas, cinco en el interior y quince en terraza, ha visto pasar los días de Semana Santa como el que ve pasar un tren. Pero ojo, que los jiennenses han salido a las calles aún armados con sus paraguas, que en ciudades como Linares, también ocurrió en Jaén, conseguir una mesa sin previa reserva era algo digno de una misión de James Bond, imposible. Los bares a reventar, aunque no todo lo que sus responsables habrían querido. No ha sido una mala Semana Santa para la hostelería, tampoco para el sector hotelero, aunque sí pésima si se comparan los resultados con previsiones ajustadas a unos días de sol y hasta de calor, ausentes durante la Semana Santa en la provincia. Otro año será, que este ha sido de agua, de extrema necesidad para un campo que, debido a las precipitaciones, ya cambia el color marrón al que nos tenía acostumbrados por un verde esperanza. Los animales pastan y los embalses se recuperan de una situación que está lejos de acabar. La sequía sigue latente, por lo que la necesidad impera y, hoy y siempre, hay que extremar las medidas de ahorro para no llorar mañana.

    Editorial