Un mundo nuevo

Habitamos, por desgracia, en un mundo convulsionado por una crisis global. No te puedes fiar de nadie ni de nada. Todo es un trampantojo. No solo en la parte gastronómica, que también, sino que, en la misma cotidianeidad de lo que somos fruto y ya hemos vivido. Ni los recuerdos son lo que eran. Todo está desvirtuado, sin esencia en la confianza. ¿Porque, cómo puede ser que al abrir el correo electrónico me haya encontrado en la bandeja de entrada con cuatro emails de la misma compañía eléctrica a la que estoy abonada con la próxima factura que me va a cobrar en mi entidad bancaria, con cuatro referencias diferentes de un mismo producto? Y así, como el pan de cada día, no dejan de entrar estas estafas. No he abierto ninguno. A la papelera. Los timos nos rodean. Nos vigilan. Esperan cualquier mínimo error, para ¡zas!, darnos el sablazo. Las fuerzas de seguridad del estado no cejan en enviar comunicados de las continuas estafas que suceden porque los defraudadores no descansan de inventar dolos. En este mundo nuevo, ya nos están adiestrando para ser desconfiados, para que el artificio sea nuestro modo de vida. Y, lo de que los humanos somos gregarios. ¿para cuándo? ¿O acaso esa parte compasiva ya ha quedado obsoleta?