Un lugar para soñar

Amo mi ciudad, con sus carencias y también con todas sus cosas buenas. Podría ser perfectamente igualable a un amor verdadero, aquel por el que a pesar de que ocurra lo que ocurra, lo defiendes hasta la muerte y te duele, aún a sabiendas de sus propias debilidades, nunca le pides nada a cambio, y lo poco que puedas recibir es como pasear por el cielo. Y me enorgullece profundamente saber que aquellas personas que tienen cierta potestad para tomar decisiones y luchar por ella nunca cesan en su empeño por hacerla más bonita, y a veces, por suerte, lo consiguen. Verla crecer ha sido como ver crecer a mis hijos, y aunque seguro que, aunque el camino que les queda es bien largo, puedo al día de hoy sentirme bien orgullosa de ellos. Me gusta presumirla. Y ahora hay un lugar realmente especial que quisiera compartir con vosotros, aunque pequeñito aún, pasear por él es una auténtica delicia, y es el senderito junto al río que hay camino de los Cañones. Es un lugar mágico en el que experimentas cómo la mente conecta con la misma naturaleza, el sonido del agua, el canto de los pajarillos. En definitiva, es un regalo de Paz. Pues bien, ojalá nos hicieran más regalos de estos, os animo a disfrutarlo, pero sobre todo a cuidarlo para poder seguir presumiendo de él.