¡Suerte maestros!

    07 may 2024 / 09:35 H.
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    A menudo escuchamos cómo se atribuye el éxito a la suerte, como si fuera un mero producto de la casualidad. Sin embargo, esta perspectiva simplista subestima el verdadero origen del triunfo en el mundo empresarial y profesional. Los empresarios jiennenses en campos tan diversos como el aceite, la impresión 3D, la odontología, o el deporte y la salud, por poner algunos ejemplos, están demostrando que el éxito es, en su mayor parte, el resultado inevitable de un trabajo bien hecho y no una cuestión de fortuna aleatoria.

    Para entender el éxito de estos empresarios, es esencial reconocer el valor de la estrategia, la planificación meticulosa, y la preparación exhaustiva. Ciertamente, como apuntaba Séneca, “la suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan”. Esto no significa que el éxito sea un regalo, sino más bien el resultado de estar adecuadamente preparado para aprovechar las oportunidades cuando estas se presentan.

    La provincia de Jaén, con su compleja herencia y su firme compromiso con la supervivencia, no proporciona un telón de fondo ideal para que estos empresarios prosperen. En el sector del aceite, por ejemplo, la combinación de un conocimiento profundo del producto, la innovación en los procesos de cultivo y extracción, y un enfoque riguroso en la calidad, no ha llevado a que el aceite de Jaén sea reconocido mundialmente. Es necesario algo más, que los nuevos comienzan a aportar.

    En la impresión 3D, los avances tecnológicos y la capacidad de adaptación a nuevas aplicaciones, han catapultado a alguna empresa local a estar a la vanguardia del sector, gracias a la actitud de sus directivos. Del mismo modo, en la odontología y el ámbito del deporte y la salud, la especialización y la continua búsqueda de mejora en las operaciones, han posicionado a Jaén como un referente de excelencia e innovación gracias a empresarios valientes y disruptivos.

    Este éxito no es azaroso. Algunos empresarios jiennenses han cultivado habilidades, están invirtiendo en tecnología, y sobre todo, han apostado por la formación continua de sus equipos. Están creando culturas empresariales donde el fracaso es visto como una oportunidad para aprender y crecer, y donde cada “no” es un paso más hacia un “sí” eventual.

    Más allá del trabajo individual, el éxito de estos empresarios refleja un fenómeno que debemos considerar. Al conectarse con otros, al aprender de diferentes industrias y al mantener una mente abierta a nuevas experiencias, han desdeñado la “boinaenroscá” —que aún pulula por despachos de puerta cerrada y subvenciones al día—. Esto no es serendipia; es el resultado de estar en el lugar correcto en el momento correcto, pero más crucialmente, estar preparado para actuar cuando se presentan las oportunidades. Y Jaén las ofrece.

    Estos empresarios jiennenses no son simplemente afortunados; son arquitectos de su propio éxito. Representan la mejor reputación de la marca Jaén y por ello están en el derecho y en la obligación de exigir a los poderes públicos y a las instituciones, mucho más que promesas al albur de fotos y canapés. Es necesario un soporte institucional real y efectivo, vital para que estos líderes puedan continuar innovando y contribuyendo al bienestar económico de una tierra como la nuestra, que continúa viajando en el furgón de cola.

    Pero ojo, al tiempo que ejercen una influencia significativa en la imagen, reputación y credibilidad de nuestro territorio, no deberían olvidar la esencia de su misión: mantener la rentabilidad y eficiencia de sus organizaciones. No basta con brillar en el escenario público; es esencial continuar operando bajo principios de eficacia y eficiencia. La sostenibilidad de sus negocios no solo asegura la estabilidad económica local, sino que también fortalece su capacidad para actuar como verdaderos embajadores de nuestra comunidad. En este equilibrio entre ser luminarias y mantener la rigurosidad en la gestión, radica la clave para que tanto ellos como la tierra que ya representan, prosperen en un entorno global competitivo. ¡Suerte maestros!

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