En el siglo XVIII se construyó el Turco Mecánico: una figura tallada con forma humana y ropajes de hechicero que vencía en cualquier partida de ajedrez. El Turco conservó durante muchos años el secreto de sus victorias, y que consistía en tener en su interior a una pequeña persona virtuosa del ajedrez. Walter Benjamin expuso que el hombre escondido era al Turco lo que la ideología al materialismo histórico; fuerzas intrínsecas que se escapan de una comprensión aparente pero que son su verdadera fuerza motriz. La ONU, cuyo objetivo principal es prevenir las guerras y mediar los conflictos entre naciones, cuenta como requisito indispensable para incorporarse a la misma la aceptación de los derechos humanos, estando integrada por casi doscientos países. Sin embargo, solo cinco países son miembros permanentes y pueden oponer su veto en el Consejo de Seguridad. Son necesarios nueve votos para que una propuesta salga adelante, pero un solo veto bloquea que, en un conflicto, se puedan tomar ayudas humanitarias. Este Turco nos invita a jugar con cara inerte y, mientras sus engranajes suenan, la decisión ya estaba tomada antes de sentarnos.
