La mujer del César

Hay un refrán que dice la mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo. Este refrán tiene sus raíces en la antigua Roma y se atribuye al emperador Julio César. Se dice que lo expresó cuando se le cuestionó sobre la relación entre su esposa, Pompeya, y otro hombre durante un escándalo en una festividad religiosa en el año 62 a. C. Aunque Pompeya no fue implicada directamente en el incidente, la percepción pública de su comportamiento comprometió su reputación y la de su esposo. Dos cosas se derivan de aquí, la relación mujer y poder y calumnia, que algo queda. No hemos variado mucho desde la época de César. La mujer considerada como mero adorno y complemento del hombre (sobre todo si es poderoso), como mero trofeo masculino, que se exhibe impoluta ante el público. No tiene derecho a nada, sino a lo que es: mera comparsa de su esposo y dueño. La derecha quiere convertir a la mujer del presidente Sánchez en lo mismo. Pobrecitas de las mujeres. Aunque no tengan pruebas de nada, ¿qué más da? Lo importante es sembrar dudas sobre su moralidad, su integridad, su inocencia, que siempre quedará algo y si con eso rascan votos, mejor. Asco de esa política, de verdad.