Hongos tristes

Que un grupo de sacerdotes católicos, que se hacen llamar en las redes sociales “guerrilleros de Cristo”, pidan que recemos para que el Papa Francisco muera cuanto antes, es simplemente un escandaloso detalle más de lo alejados que están de la doctrina de Jesucristo aquellos que investidos de carácter sagrado dedican más tiempo a impartir su ideología política, que a su obligación de predicar con el ejemplo de su conducta. De todos es sabido que el actual sucesor de san Pedro y pastor de la iglesia católica no es plato de buen gusto para sus ministros españoles. El Papa Francisco, más pragmático y tolerante con la realidad que sus antecesores, ha ido rompiendo muros y barreras que cegaban al verdadero sentido de la cristiandad, recuperando el amor, el respeto y la comprensión que cada cual debemos a nuestros semejantes. Pero esto no es empresa fácil: en la casa del Creador hay más mercaderes que religiosos, más becerros dorados que espíritus inquebrantables. Hongos tristes, los llama el Sumo Pontífice, clérigos en descomposición que predican la política del odio y la confrontación; y se creen que están hablando en el nombre de Dios.