Estupidez artificial

El aspecto o el careto que uno muestra cuando se deja ver, se manifiesta o se presenta es lo que llamamos apariencia. Immanuel Kant consideraba a las apariencias solamente como representaciones y no como cosas en sí, porque aquello que aparece puede ser real, distinto a lo que parece y hasta podría simplemente ocultar su realidad. Cuando algo o alguien por su aspecto exterior entra antes por el ojo que por la tripa, en cierto modo está intentando eludir las contradicciones de las apariencias, pero la realidad es lo que es y el juego o las trampas designan algo distinto de lo que significa la realidad verdadera. En estos tiempos de desinformación formalizada lleno de variopintas verdades hechas a medida de cualquier individuo u opinión, lo aparente ha perdido su inmaculada y camaleónica versatilidad y lo que antes a simple vista era solo un rasgo de desconfianza, ahora es toda una demostración de insultante descaro y desvergüenza. Recuerdo que en tiempos de la covid, cuando estábamos obligados a llevar mascarilla aprendimos, más bien recuperamos, la costumbre de mirarnos a los ojos para reconocernos. Creo que desde entonces cada cual aparenta lo que es, por mucho que de seda se vista.