Escándalos en la sanidad

12 ene 2024 / 09:51 H.
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Lo que está sucediendo en Andalucía es para relatarlo en una crónica exhaustiva en la que se exponga a las claras, sin tapujos ni mentiras, cómo están desmantelando día sí y día también los servicios públicos, comenzando por la sanidad. Ahí posiblemente hay más negocio que en ningún otro sector, con un alto volumen de ingresos y una población cada vez más envejecida y con necesidades de cuidados. Las vacas gordas llegan para los que se van a embolsar los dineros. Las vacas flacas llegan para aquellos que van a sufrir las carencias de la cobertura sanitaria, que será la mayoría. Hay muchos países en el mundo que con menos habitantes forman una nación. Recordemos que Andalucía es la comunidad autónoma más poblada de España, con ocho millones y medio de personas. Esa mayoría de gente de edad y potencialmente con achaques y enfermedades ha votado en dos ocasiones al PP, la segunda con mayoría absoluta; es decir, ha votado esas políticas de desestructuración social que ahora va a padecer de manos de Moreno Bonilla, nuestro amiguete Juanma. Nuestro líder dispone de un nutrido grupo de asesores que le recomiendan continuamente que la mejor defensa es el ataque, y por eso escuchamos tan a menudo cargas contra el PSOE y contra Pedro Sánchez, su especialidad para tapar las iniquidades que ellos cometen. Lo que está sucediendo en la sanidad pública andaluza es muy grave, por si todavía no se han enterado los lectores. Hasta el PP está sufriendo las consecuencias, y me refiero a problemas serios, porque hasta sus propios cargos han dimitido, viendo lo que están viendo, y no pudiendo tapar más los escándalos y las barbaridades. Es el oprobio de los facinerosos. La ignominia de los delincuentes. La infamia de los malhechores. Etcétera. La consejería de Salud, dirigida por Catalina García, se halla en apuros, pero no se preocupen que ya llegarán otros lamebotas para chupar del bote. Por lo pronto, el viceconsejero, Miguel Ángel Guzmán, y el gerente del Servicio Andaluz de Salud, Diego Vargas, han dimitido alegando “motivos personales”, y aunque la noticia circuló por los medios, el servicio de propaganda de la Junta de Andalucía se ocupó con esmero en acallarla, mientras llegaba la noche de san Silvestre y Cristina Pedroche hacía el fantoche un año más, esta vez con un vestido que, de cara a la galería, se nos vendió como ecológico. Media España mirando las tonterías que cada Nochevieja nos endilga la tele para mantenernos aturdidos. El pueblo se muere en las listas de espera en los hospitales, literalmente, y nuestros mayores no poseen asistencia. La situación se degrada por momentos en una espectacular escalada de desprotección sanitaria. Ya se inventará nuestro coleguita Juanma otra campaña publicitaria, con cualquier otro famoso, para tapar toda la mierda que están echando, toda legal, obviamente. Se trata de desmantelar los servicios públicos, especialmente la salud, para que la gente se haga seguros privados. Vender los trabajos, por ejemplo hacer unas radiografías, que deberían hacer los hospitales públicos, a clínicas privadas, pagándolos a cantidades infinitamente más caras. ¿Quiénes se beneficiarán de esas ricas sumas? La masa continuará narcotizada mirando la tele. Ahora aquellos que criticaban al PSOE no podrán seguir callándose. Que recapaciten. Ya no hay excusas. Vamos al revés, o sea, para atrás.

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