Es una pena...

Vamos a ver, podría decir que es una pena que el balón no entre en el aro de la canasta en el último segundo. Que es una pena, como decía mi padre, tener reloj y no tener cadena. También debe ser una pena que tu pareja se llame Magdalena y no podértela comer. Una pena también es cuando te das cuenta de que el tiempo corre que vuela y no le has pasado la ITV a tus alas. Es una pena, gran, gran pena tender ropa blanca recién lavada y que se ponga a llover barro. Es una pena querer y no poder, cuando quieres y no puedes. Es una pena que exista el bullying y sea la bulla la que nos come. Es una pena que en el esprint final se te meta una piedra en el zapato. Es una pena ser escritora y tener que firmar mil ejemplares de tu primer libro con un lapicero que se puede borrar. Es una pena que vayas a coger una onza de tu chocolate a la nevera y solamente quede el que tiene almendras. Es una pena que tu camiseta favorita entrara de color blanco en la lavadora y salga de color rosa. Es una pena saber que ya nunca podrás hablar con él o con ella. Y así hasta el infinito podría seguir escribiendo realidades, porque esa coletilla o frase recurrente la usamos todos en la cotidianeidad más de lo que creemos.