El tren de la frustración

12 abr 2024 / 08:58 H.
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Si algo podría decir, es que soy una enamorada del tren. Ya desde pequeña veía en el cine su llegada a las deshabitadas y secas tierras del Oeste. Las luchas de los indígenas por sus tierras y las luchas del progreso y del negocio por esos territorios. América se había convertido en tierra de promisión para los pobres de la tierra, que emigraron a un nuevo continente desconocido, duro y salvaje. El progreso en forma de ferrocarril consiguió unir las grandes extensiones desérticas, y dar lugar a lo que hoy llamamos desarrollo.

En los últimos días, ha sido noticia la puesta en funcionamiento del mítico tren Al-Andalus. Lujo y tronío donde los haya, una forma de soñar y hacer turismo recorriendo nuestra Andalucía. Sana envidia la mía y un bienestar que de repente, se ha visto agredido al descubrir que no pasa por nuestra capital. Otro agravio más que añadir al olvido de Jaén en materia ferroviaria. Ni siquiera el aspecto romántico y poético del ferrocarril nos produce una mínima satisfacción.

En diciembre pasado los medios de comunicación, anunciaban que la Comisión Europea no entra a valorar las líneas Jaén-Motril y Jaén-Córdoba-Granada, por lo que se quedan fuera de la red europea de transportes. No solo nos imposibilitan la conexión al ferrocarril del Mediterráneo, sino que alejan hasta el año 2050 la posibilidad de incorporarnos a esa red básica. Se entiende lo de la frustración? Nosotros no lo veremos, por razones obvias.

Por otra parte, seguimos esperando los avances en la conexión de la Capital con Madrid a través de Montoro, para la Alta Velocidad, varias veces anunciada a bombo y platillo, de la que aún no tenemos ninguna noticia concreta.

La conexión a la alta velocidad a través de Linares con Alcázar de San Juan parece una broma de mal gusto, puesto que se inició en 2002 y está casi definitivamente abandonada.

¿Qué decir de la única vía que está en reparación constante y no se aprecian mejoras significativas? ¿Y de los vagones que hemos de soportar los jiennenses, con respaldos rígidos, sin cafetería ni máquinas expendedoras que funcione? ¿Qué pasa con las climatizaciones de los vagones?, ¿qué con la información?

Sólo rompo una lanza a favor de los abonos establecidos por el Gobierno para la gratuidad de las líneas que más se utilizan, que traerán como consecuencia que nos acostumbremos al transporte público por ferrocarril. Otra cosa censurable es el mal uso que hacemos los ciudadanos con las reservas de billetes. Dada esta situación lamentable que estoy describiendo, hace aún más paradójico y doloroso el abandono a que estamos sometidos.

Ahora entiendo la “cobra” que se le hizo a Jaén, cuando la Alta Velocidad fue a Granada.

El resultado de esta vergüenza es que nos hemos quedado fuera de los Planes Europeos, preteridos por los Planes Nacionales y olvidados en las Conexiones Regionales.

El tren, siendo el transporte más sostenible, el más seguro, el más cómodo y desde luego el medio de transporte que representa el desarrollo, desde el siglo XIX, sigue siendo una quimera para el Jaén del siglo XXI.

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