Día Mundial

    21 abr 2024 / 09:48 H.
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    Sin pena ni gloria vamos pasando por esta vida a la tranquila espera de que nos llegue el último día. No es algo que, en general, nos preocupe de manera especial si somos conscientes de que la hemos vivido como diría Neruda, o sea a tope. Pero hay días y días, y ayer fue algo especial, pues un amigo, amablemente, vino a felicitarme sin conocer yo motivo alguno de celebración. Me lo aclaró: hoy es el Día Mundial del Parkinson. No me agrada alargarme en aclaraciones que de nada sirven, pero no era mi día, pues como le dije, yo no tengo esa terrible enfermedad, sino otra parecida llamada atrofia multisistémica, que celebra su Día Mundial el 3 de octubre. Por supuesto, le agradecí el detalle y le recordé con pesar a quienes la sufren. Hoy he pasado por la aguja vampiresa para servirme de una analítica solicitada por mi oncólogo a fin de ver la evolución de mi cáncer de próstata y he pensado en adjudicarle un Día Mundial por aquello de celebrar otro día en el año. Y ya puestos a celebrar onomásticas enfermedades, pues no puedo ni debo olvidarme de mis infartos gracias a los cuales tengo bien sujeto el colesterol, ni de mi angina de Prinzmetal que también ejerce como rara, rara, rara. “El corazón partío”, la farmacia permanente, las piernas flojas, lo otro también, de los amores ni me acuerdo, el hígado bien (yo tampoco lo entiendo) y la cabeza, sinceramente, no sé dónde la tengo.

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