Declaraciones para enmarcar

09 feb 2024 / 08:54 H.
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Aquí queda el dato: hace unas semanas se hizo público el informe anual sobre desigualdad de Oxfam en el que se apunta que la riqueza y abundancia de los “superricos” ha crecido a un ritmo de 14 millones de dólares por hora, mientras que casi 5.000 millones de personas se han empobrecido de manera vertiginosa. Se trata, entre los cinco más famosos, del omnipresente Elon Musk, Bernard Arnault (Louis Vuitton, entre otras marcas), Jeff Bezos (que se pronuncia con ese), Larry Ellison y Warren Buffett, cuya fortuna conjunta ha crecido de los 405.000 millones de dólares estadounidenses a 869.000. Habrá quien diga que no existe la explotación de los trabajadores, igual que quienes niegan el calentamiento global o afirman que el cambio climático es una pamplina. Sin embargo, en Cataluña van a tener que pensar fórmulas creativas para que salga agua por los grifos. Una vez más, ¿la culpa de la sequía es del gobierno de Sánchez? Hay políticos que ríen la gracia a estos ricachones, y las medidas que toman, día sí y día también, consisten en dorarle la píldora a los poderosos de turno, sean multimillonarios, latifundistas, o sea el señorito del pueblo, hablando de micropolítica y decisiones sutiles, como volver terreno urbanizable fincas rústicas, o legalizar un pozo para el potentado de la zona. Mal vamos cuando el político solo sirve de comparsa, y así podríamos enumerar un sinfín de disparates y atropellos de los últimos años. Por ejemplo, en el último lustro en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla a la cabeza, él que va de amiguete de todos, se quita la careta de rociero —no nos engañemos más— y descubre su verdadero rostro, poniendo paños calientes para achicar agua con una cuchara, y echándole la culpa, como siempre, a los demás. Sus declaraciones son para enmarcar. Promueve la sequía y la deforestación; niega el cambio climático; impulsa y apoya la desecación de parajes naturales y acuíferos; se carga los ecosistemas protegidos y legaliza lo ilegalizable: perforaciones que socavan el manto freático, pozos que agotan la capacidad de autoabastecerse de los territorios, y mil y una tropelías más. Mientras hace todo eso, se destapa con declaraciones de este estilo: “Si en marzo o en abril no llegan las ansiadas lluvias, muy previsiblemente vamos a comenzar el verano con restricciones en las grandes ciudades”. En las mismas declaraciones, garantiza la celebración de la Semana Santa y la Feria de Abril sin restricciones de agua, pero advierte que exigirá las mismas medidas que se adopten para Cataluña, asegurando que a nadie se le cortará el grifo según dónde viva, pidiendo más inversiones hidráulicas al gobierno central, e insistiendo siempre en la necesidad de los trasvases. De traca. ¡Habrase visto mayor hipocresía! ¡Ahora se descuelga la derecha pidiendo trasvases! Eso sí, asegurando la sacrosanta Feria de Sevilla, porque de cara al populismo da muchos votos. Igual que la vulneración sistemática de los acuíferos, contaminándolos y sobreexplotándolos, como recientemente se ha visto con Doñana, que hasta la Unión Europea le ha tenido que parar los pies. He ahí la grandísima preocupación de estos señoritos, nuestros gobernantes, a los que seguramente no solo no les faltará agua, sino que vivirán bien acomodados por el resto de su existencia, ellos y varias generaciones después de que mueran. La hipocresía.

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