Aquella foto

    16 abr 2024 / 09:35 H.
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    Estaba aquella foto en cada casa. Posan ocho hermanos en fila de mayor a menor. Vísperas de boda. Es una agradable tarde de agosto. Nacían en tiempos oscuros con precisión bianual. Unos decidieron quedarse en su tierra navegando por las fatigas del mar de olivos, otros sucumbieron al sueño de construir una tierra prometida de grandes urbes donde convivían descampados, chabolas y florecientes bloques de hormigón. Hicieron el equipaje en maletas anudadas con cordeles de ilusión partiendo de estaciones que olían a despedida de beso y flor. Durante años se reunían todos los veranos en su pueblo de la campiña acudiendo puntuales a la cita como las aves de paso. Reían, paseaban, contaban las mismas historias divertidas mientras veían crecer toda una cosecha de veintiocho vástagos. Así fue hasta que los componentes de la foto dejaron este teatro de la vida y llegó el doloroso desfile de lo fatal y los peajes de la edad. Con la nostalgia de un imposible olvido mira esa foto a sus recientes y felices noventa mi tía Antonia, la última de una estirpe, esa charnega a mucha honra que con su familia y hermanos levantaron los cimientos de un país desde ciudades del paraíso y patio andaluz de Machado hasta esos caminos que pasando por Madrid llevan por el cantar de Serrat al azul barcelonés del Mediterráneo.

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